La suspensión de Guido Herrera le abre la puerta Caranta que, a los 41, vuelve al arco justo un año después de su último partido.

El lunes, cuando Talleres reciba a las 21.45 a Huracán, en el Kempes, se cumplirá un año del último partido de Mauricio Caranta como titular en el arco del equipo. Fue aquel 24 de febrero de 2019, cuando la “T” le ganó 1 a 0 a Estudiantes, en el Estadio Ciudad de La Plata.

Ese día, Juan Pablo Vojvoda, el entonces DT, presentó un equipo alternativo, porque ponía todas las fichas al partido de vuelta contra Palestino, en Chile, por la tercera fase de la Copa Libertadores, que tres días después el Albiazul perdió 2 a 1 y le impidió pasar a la fase de grupos.

A los 41 años, “Mauri” quiere aprovechar la oportunidad que le da la suspensión de Guido Herrera. Todavía no anunció su retiro (“Yo todavía no lo hice. El cuándo lo dirá el día a día”, dijo ayer en una charla con Mundo D), pero sabe que el momento está cerca.

“No asumo el partido pensando en que puede ser el último. Sí estoy dispuesto a disfrutarlo al máximo, porque sé que estoy al final de mi carrera”, aseguró el belvillense.

-¿Cómo te encuentra este regreso a la titularidad?

-Igual que en los anteriores que me tocó jugar. Con la madurez que dan los años, la seguridad en la institución en la que estoy, la tranquilidad que me transmite el cuerpo técnico, y tranquilo por el trabajo que hace uno día a día, que es muchísimo. Es natural que me provoque un poco de ansiedad por lo que pueda pasar en el partido, porque no hay jugador que esté exento de cometer algún error. Todo ayuda para pensar que las coas me van a salir bien. Y si no salen bien, que no afecten al rendimiento grupal.

-¿Lo asumís como el último que puedas jugar?

-No le he puesto fecha (al retiro), no sé si será en julio. El cuándo lo dirá el día a día. No lo estoy preparando.

-¿Cuánto tiene que ver que Alexander Medina haya seguido siendo el DT del equipo para seguir jugando un año más?

-En los 24 años que llevo en el fútbol profesional, pocos torneos me ha tocado tener un cuerpo técnico como este, a nivel profesional y humano. Tiene una gran empatía con los jugadores. Creo que si tanto “Javi” (por Gandolfi) y yo seguimos jugando un año más, fue, en buena medida, por la presencia del “Cacique”.

-El equipo está saliendo de un momento difícil. ¿Ya se superó ese mal trance?

-Es una realidad que el equipo no ha conseguido una regularidad y que no arrancamos bien el segundo semestre, pero las cosas se van acomodando. Confiamos en lo que estamos haciendo. Y cuando uno ve el resultado en la cancha, lo que se trabaja en la semana, como pasó contra San Lorenzo, es cuando la confianza crece en lo individual y en lo grupal.

-¿Cómo llegan a las tres últimas fechas?

-Nos toma en un momento de crecimiento futbolístico. Eso es bueno. En el arranque del semestre anterior fue al revés. Comenzamos muy bien, después tuvimos un bache grande al medio y después nos recuperamos. Ahora vamos de menor a mayor, y lo veo a Talleres, al final de la Copa de la Superliga, entrando a una copa internacional. Sería una lástima que este grupo y en esta institución, con todas las herramientas que nos da para trabajar tranquilos, no logremos el objetivo. Estamos cerquita, pero hay detalles que marcan por qué se está de la mitad de la tabla para arriba o para abajo, y no siempre dependen de un técnico.

-¿Está Talleres para meterse entre los 10 que jugarán una copa en 2021?

-Nos quedan tres fechas, en las que tenemos la posibilidad matemática de meternos. En esta Superliga no hay equipos muy regulares. Hay muy poca diferencia en lo futbolístico entre los equipos. Cualquiera le puede ganar a cualquiera, y estamos sólo a dos puntos del último que hoy entra. Salvo River y Boca, que por poder económico sacan diferencias, ya que no cualquiera puede llevar los refuerzos que llevan y sostenerlos, todos están “ahí”.

-¿Es cierto que, cuando lo expulsaron a Herrera contra San Lorenzo, pediste para que Nahuel Bustos fuera al arco?

-Cuando lo echaron a Guido, el “Cacique” se dio vuelta, sabiendo que no había más cambios, miró al banco e hizo señas preguntando quién podía entrar. Yo le dije: “El 10”, por Nahuel. Pero antes de que se lo indicara el “Cacique”, él tomó la decisión. Nahuel tiene una personalidad bárbara. Si se lo piden, ocupa cualquier puesto en la cancha, aunque no lo haga como lo haría en su puesto natural.