Talleres hizo historia anoche: en Brasil rescató un empate 0-0 ante San Pablo y, con el 2-0 que había conseguido en el partido de ida en Córdoba, logró avanzar a la tercera etapa de clasificación de la Copa Libertadores. El conjunto cordobés se cruzará ahora con Palestino: el ganador de la serie ingresará al grupo de River, Internacional de Porto Alegre y Alianza Lima.

Anoche, Talleres jugó un gran partido en tierra paulista. Supo ser un equipo ordenado, sólido y que sufrió poco, más allá del gol que le anularon a los brasileños en el segundo tiempo. Pero lo peor estuvo en el arbitraje. El ecuatoriano Roddy Zambrano tuvo un pésimo desempeño y permitió que los locales pegaran de más, con una violencia desmedida.

La situación más clara fue la de Everton, quien terminó viendo la roja. Primero, el volante brasileño le pegó una dura patada a Leonardo Godoy. Pero la peor parte se la llevó Enzo Díaz. El defensor sufrió una durísima patada del brasileño, quien con los tapones lo golpeó en la cara.

La primera reacción del árbitro fue cobrar falta y no amagó a sacar tarjeta. Al rato, cuando fue advertido de la brutalidad de la acción, le terminó mostrando la roja al volante brasileño, el único expulsado del partido.

El jugador de Talleres terminó el partido con una venda en la cabeza, pero una vez que el conjunto cordobés consiguió la clasificación, su situación no cambió. Se fue del estadio de la misma manera que dejó el campo de juego.

Otro que podría haber visto la tarjeta roja pero sólo fue amonestado fue el capitán de San Pablo, Hernanes. Fue al piso a disputar la pelota con Tomás Pochettino, pero terminó impactando con sus dos piernas en el jugador argentino. Sólo fue amonestado por Zambrano.

Sin embargo, las polémicas no se dieron sólo con las patadas ni los golpes. Todo Talleres pidió un penal en el final del primer tiempo por una mano de Bruno Alves cuando Cubas intentó controlar la pelota en el área. "No fue nada", fue la reacción de Zambrano.