La historia reciente de Talleres de Córdoba ha dado un giro de 180º en menos de tres años. De jugar en la Tercera división del fútbol argentino a clasificarse para la previa de la Copa Libertadores del año que viene 17 años después de disputarla por última vez. Un continuo crecimiento después de vivir 12 años aciagos entre Tercera y Segunda. Para más épica, el pase al torneo internacional más importante de Sudamérica fue gracias a un gol de su portero, Guido Herrera, y una carambola de resultados que se acabó dando este pasado lunes.

Antes de vivir este momento soñado, el Matador tuvo que superar una quiebra y varios descensos a los infiernos, aunque siempre contó con el apoyo de su hinchada. Llegó a meter a 60.000 personas en el Mario Kempes en un partido de Tercera. La llegada del presidente Andrés Fassi y el entrenador Frank Kudelka lo cambió todo. En octubre de 2015 comenzó a ver la luz el nuevo proyecto para devolver a Talleres, campeón de la Conmebol en 1999, a su lugar. En ese mes, los cordobeses ascendían a la B Nacional, Segunda división, tras ganar a Sol de América en Formosa con un gol de Victorio Ramis.

Unos meses más tarde, en junio, la T lograría su segundo ascenso consecutivo y el regreso a Primera 12 años después. Con un golazo en el descuento del histórico Cholo Guiñazú, Talleres vencía en Floresta a All Boys. En su vuelta a la élite, los albiazules vivieron una buena temporada y estuvieron cerca de entrar en la Sudamericana. Pero en esta campaña, el rendimiento ha sido superior.

Dependía de otros resultados

Talleres llegaba a la última jornada de la Superliga sin depender de sí mismo para entrar en la Libertadores. Necesita ganar al descendido Olimpo como visitante y esperar que dos de sus rivales directos, Huracán, Independiente y Racing, no ganaran. El Globo pinchó al empatar con Boca, pero la T no aprovechó la oportunidad. Comenzó ganando, pero los locales le dieron la vuelta en los instantes finales.

Cuando todo parecía perdido, en el último minuto del tiempo añadido, dispondría de un penalti a favor. Después de que los jugadores hubieran fallado alguno durante la temporada, el guardameta Guido Herrera, clave en el equipo, quiso tomar la responsabilidad por primera vez. El arquero no falló, pero el tanto no fue muy celebrado por los jugadores ni por la afición. Había más bronca que alegría. Se pensaba más en los dos puntos perdidos que en el ganado.

Y es que, en ese momento, Talleres era quinto, pero necesitaba que perdieran después Independiente y Racing para que no le adelantasen. Se daba por hecho que alguno sumaría algo, pero el fútbol es impredecible. Primero cayó el Rojo frente a Unión por 1-0 y anoche se disputaba el decisivo Racing-Colón. La Academia lo tenía en la mano. Le valía puntuar para adelantar a los cordobeses y un triunfo les clasificaba de forma directa.

A los dos minutos ya vencían, tirando por tierra las pocas esperanzas de los tallarines. Sin embargo, Colón, que se jugaba entrar en la Sudamericana, le dio la vuelta con tres gol. El Sabalero se metía en la Copa y de rebote enviaba a Talleres a la previa de la Libertadores. Al final, el gol de penalti del guardameta Guido Herrera,el portero que más veces ha dejado su meta invicta, tenía ya un valor incalculable y era historia para el club.

Un final inesperado que se celebró en Córdoba. Desde 2002 no disputan este torneo y en 2019 lo volverán a hacer. Eso sí, deberán superar dos rondas previas para entrar en los grupos, aunque aún podrían ahorrarse esas dos eliminatorias si Boca gana la Libertadores este año, San Lorenzo levanta la Sudamericana o el propio Talleres es campeón de la Copa argentina. Con previa o sin ella, la T vuelve a ser Talleres de América por todo lo alto.