El DT albiazul cumplió 70 juegos en la T y sostiene su mesura. Dice que ahora a su equipo lo van a ver con otros ojos.

No se aparta de la mesura. Salvo en algún partido que abrió el camino para un logro grande, como los ascensos a la B Nacional y a Primera o el festejo de los propios campeonatos, a Frank Darío Kudelka nunca se lo vio envuelto en festejos, en gritos desmedidos ni en un rapto de salto incontenible.

Su procesión ha ido por dentro. Lo mismo le pasó el domingo en la Bombonera, cuando Talleres le ganó a Boca 2-1 con autoridad, con personalidad, pero por sobre todo con trabajo, el que impone un entrenador que se adueñó de un estilo de juego basado en el orden y en la tenencia del balón.

Son las premisas del técnico que sufrió las carencias ofensivas en la primera parte del torneo, donde los delanteros nunca consiguieron un oasis en tanto desierto.

Con el sostenimiento de Victorio Ramis como centrodantero y de haber alimentado la consolidación de Emanuel Reynoso, el técnico encontró la llave para abrir esa puerta que le permita cruzar hacia un salto de calidad.

El “Bombonerazo” lo ha sido. Y para el técnico ese paso hacia adelante tiene que ver directamente con el rendimiento del equipo.

“Reconforta porque tenemos una forma de pensar de cómo jugar este hermoso deporte, ser ordenado, meter al rival en su campo, tener la pelota. Por todo lo que significa ir a Boca, la Bombonera reconforta mucho”, expresa el técnico con esa serenidad de la que no quiere apartarse.

El modo de jugar. Talleres lo hace simple. Orden en la líneas, contracción a la marca ante la pérdida del balón e intención de posesión permanente. Tener la pelota implica no sólo tocar y buscar espacios. Es también cómo intentar con ella. Eso tuvo en claridad el equipo albiazul, con cierta escasez de jugadas, pero con precisión quirúrgica. Cuando las opciones se presentaron era cuestión de no desperdiciar la ocasión.

“Entendemos que en la posesión vamos a encontrar el triunfo. Nosotros sabíamos que Boca tiene mucha posesión. Y que deja muchos espacios atrás. La idea era presionarlos y sabíamos que nos iba a sacar la pelota. Y con eso buscamos usufructuar esas situación con la velocidad de nuestros jugadores arriba”, agrega el técnico.

Con esa idea fue letal en las dos etapas. ¿Pero cómo se construyó el triunfo en la Bombonera? Con una columna vertebral que se sostuvo casi sin fisuras.

Un arquero muy firme en su lugar. Los centrales Komar-Gandolfi; la dupla del medio Gil-Guiñazú; Emanuel Reynoso, el chico que quiere jugar a la pelota siempre y Victorio Ramis arriba.

La columna tiene sus costados con laterales y relevos. Y, en las carencias y pérdida de esa posesión, cómo retroceder sin que el factor sorpresa le llegue de golpe.

“Sabíamos que la pelota iba a ir a Gago y si nosotros recuperábamos teníamos que atacarlos rápido. Es un juego de imposición y nosotros tratamos de imponernos. El hecho de haberle ganado a Boca y de esta manera ahora nos van a mirar con otros ojos no porque seamos mejores sino por nuestra forma de jugar”, resalta el DT.

Cómo mirar hacia adelante. La cercanía a ese efumemismo del fútbol de que “el partido ya pasó y hay que mirar hacia adelante” es casi de manual para Kudelka. Nunca se aparta de esa idea de construirse paso a paso, partido a partido. Con la mira puesta en el encuentro del lunes próximo ante Olimpo en el Mario Kempes, ya hoy el técnico tomará otra vez sus anotaciones, les señalará aún los errores que se cometieron en la cancha de Boca a sus dirigidos y luego dará vuelta la página.

“Hay cosas que no permito que nos sucedan como que nos cabeceen dos veces en el área. Con que ante la pérdida del balón nos desordenemos por no tenerlo. Este equipo tiene que seguir corrigiendo muchas cosas”, completa el orientador albiazul.

Kudelka ha logrado meterse en la historia grande de Talleres. Pero para él los números son números, aunque sean tan contundentes. Llegó a 70 partidos dirigiendo al club de barrio Jardín y de tanta cantidad de encuentros, apenas perdió en seis ocasiones. Sí, nada más que en seis. Ganó 41 y empató 23. Y su efectividad alcanza el 70 por ciento. No sólo demostró estar a la altura de las circunstancias, supo cómo restaurar los planteles con los que fue trabajando. Desde el ascenso a la B Nacional, pasando por el campeonato que lo depositó en primera, acomodó las piezas que le permitieron equilibrar la balanza de acuerdo a la categoría y eso también fue más que un logro para el orientador de la T.

Tras un domingo inolvidable, de haber liquidado a Boca en su casa, el puntero que dejó de ser invicto, para Kudelka será un día para recordar. Pero él lo hará dentro de bastante tiempo, porque ya volvió a la idea de que se viene otro partido y su cabeza ya está ahí.