Clásico empate. La T se encontró en desventaja y lo buscó todo el partido. La igualdad 1-1 llegó casi al final por Klusegol.

Si algo le faltaba al campo del Kempes en la noche de anoche, fue volver a tener otro encuentro “heavy”. Eso fue el empate 1-1 entre Talleres e Instituto, en la cancha post show de Iron Maiden. El terreno con sus huecos despues del heavy metal de la Doncella de Hierro. Y Talleres con sus agujeros defensivos y ofensivos.

Eso fue en una noche heavy para enojar a casi 50 mil fanáticos que pusieron todo en las tribunas. Ese primer tiempo del Matador lo tuvo con el ímpetu y la búsqueda desde el inicio.

Pero, la Gloria lo llevó de a poco al toquecito por ese chico maravilla que es Mateo García. Si la T era un acorde gordo altisonante, el 7 de la Gloria ponía un sonido más agudo y con cierta épica ofensiva.

Por eso hubo tramos donde los centrales Olivera y Quintana renegaron con los toques en pared entre Mateo y Bernardi. Pendularmente apoyado a sus espaldas por Correa. Pero, la T tenía apenas argumentos con fuertes acoples por la izquierda en ofensiva. Pero en el retroceso por ese sector mostraba muchas dudas.

Nazareno Solís enloquecía a Panichelli y sacaba centros. Sin embargo, de arremetida, Christian Bernardi metió un tiro en el travesaño y abrió las dudas en el arco de Caranta.

Había sido un pase magistral de Mateo que lo puso cara a cara con Caranta. Promediando el PT, Strahman devolvió con dos cabezazos al travesaño. El Matador merecía por individualidad en su juego.

La Gloria, con poquito, terciaba con su intento colectivo. El Albiazul no tuvo tiempo de un concierto. En el perdido rect{angulo de juego post Maiden también la tuvo que lidiar el rival. La excusa quedó entonces para la inoperancia y por esos agujeros, ofensivos (sin poder romper el arco de Hoyos) y atrás.

Justo cuando el cero se sellaba hacia el final, Federico Vazquez aprovecho la falaz salida de Arias. Tapó, se apropió de la pelota y definió por debajo del 1 de la T.

En modo metálico. En una noche que le sonaba muy heavy al equipo de Kudelka y a los que se apropiaron de todos los espacios vacíos en las tribunas.

En el complemento, nada hizo cambiar el modo “metalico” de un partido que fue electrizante. Instituto aguantó la ventaja y Talleres salió a comérselo.

Así fue construyendo, por atropello, su búsqueda del empate. Un flojo arbitraje de Ramiro López, conspiró por momentos para un visitante que merecía lo que tenía. Con Encina y con Klusener en cancha (por Jerez Silva y Ramis) la T no cambio mucho.

Sólo fue, buscó. Así llegó al 1-1 con Klusegol cabeceando sobre el “abollado” Lucas Hoyos (habia sacado varias, como una del ángulo). La Gloria habia perdido sus estribos cuando le expulsaron a Vázquez (doble amarilla, sospechosa la segunda) y la T sólo fue empuje.

Después de la igualdad todo se niveló por la expulsión de Burgos. La T y la Gloria se fueron con un 1-1 que fue “heavy” en los 90, sobre un maltrecho campo que paso a un segundo plano y después de la épica de Iron Maiden.

Fue una noche de fútbol ruidoso, sin tanto concierto, como para aguantar los trapos de ambos bandos.

La figura

Lucas Hoyos. El arquero de Instituto tapó casi todo lo que le tiraron sobre su valla. Gran noche del 1 de la Gloria.

El árbitro

Ramiro López. una actuación determinante a la hora de impartir justicia. Se equivocó en la expulsión de Vázquez y trascartón, en el tiro libre que terminó con el gol de Klusener.