En épocas en que el revisionismo de la historia del fútbol revalidó copas a granel, Talleres celebró el martes la obtención de su 60º campeonato oficial (tercero en el ámbito de la AFA), con lo que ratifica su condición de club cordobés con más títulos en su haber.

Claro que para llegar a semejante suma se tienen en cuenta el máximo logro (la Copa Conmebol 1999) y los torneos conseguidos en la Liga Cordobesa, ya que su omisión sería caprichosa y desconocería parte de la historia misma de la entidad y del fútbol argentino. Porque desde su fundación (1913) y hasta 1969, la “T” sólo intervino a nivel provincial (los torneos de AFA eran exclusiva propiedad de los clubes porteños y rosarinos), aunque también registró tres participaciones en certámenes especiales que lo tuvieron como representativo de la Docta: la Copa Ramírez (1944 y 1945 con los campeones de las ligas del interior) y la Copa Competencia de 1952.

De esta manera, luego de adjudicarse el Federal A, los albiazules sacaron una luz de dos éxitos sobre Belgrano, que suma 58 (sólo uno a nivel nacional), y está inmerso en una sequía de conquistas desde el Campeonato Regional de 1986, cuando logró su última copa.

Además, Talleres amplió la ventaja sobre Instituto (25), Racing (23) y General Paz Juniors (22). A la Academia, sin embargo, le corresponde el honor de encabezar el ranking de vueltas olímpicas en AFA: cinco (cuatro en el Argentino A y una en el Argentino B). La Gloria, por su parte, fue campeón dos veces en la B Nacional (1999 y 2004).

Sin embargo, la gran deuda de los de barrio Jardín y de la totalidad de los clubes cordobeses es alzar una copa en la máxima categoría del fútbol nacional. Esa meta, esquiva para todo el interior futbolero indirectamente afiliado a la AFA, es el gran desvelo. Estrenar ese listado es el gran desafío de los cordobeses y de la “T”, que quiere curar las heridas de la final perdida del ‘77.