A los 19 años jugó su primer Boca-River oficial; nació en Córdoba y desde chico sueña con parecerse a Messi; "No tiene techo y es un profesional a toda hora", lo elogió Mostaza Merlo

-¿Como quién creés que jugaste hoy?
-Como Messi.

-¿Como Messi o como alguno de Talleres?
-Como Messi.

El ida y vuelta entre el periodista y el pibe que lleva la camiseta 10 de la escuela de fútbol de Anisacate dura ocho segundos y, como algo propio de estos tiempos, ya está disponible en Youtube. El archivo de canal 12 de Córdoba rescató una tarde de gloria del crack que vestía la camiseta roja y amarilla de su pueblo, con goles de todos los colores. Cristian Pavón es "Kichán", aunque todavía no se haya masificado el apodo que lleva desde la infancia, ni se lo haya escuchado en un raid mediático por las radios y los canales deportivos de Buenos Aires. De pocas palabras, pertenece a la raza de los que prefieren hablar en la cancha.

Claro que un gol en un superclásico le cambia la carrera a cualquiera. Y entonces este mismo futbolista que en enero se fue lesionado y masticando bronca del Boca-River marplatense, tras una patada de Leonel Vangioni, ahora saborea la revancha y acapara los flashes, tras anotar el 1 a 0 parcial de la victoria xeneize ante el rival de toda la vida.

Desde Anisacate, un pueblo de 2.900 habitantes ubicado en el centro de Córdoba, dio el salto a la capital. Goleador en el Tallerito, su nombre empezó a ser marcado en rojo dentro del club y el debut en el primer equipo de la "T" le llegó en diciembre de 2013, a los 17 años, cuando ya llevaba millas acumuladas en la selección Sub 17 de Humberto Grondona. El entrenador del combinado juvenil lo rescató de la liga local y se lo llevó a Emiratos Arabes para ser parte del equipo que se quedó con el cuarto puesto del último Mundial de la categoría. "Es fuerte, marca la diferencia en velocidad, es habilidoso, maneja bien los dos perfiles, es voluntarioso. Tiene que mejorar algunas cosas, pulir algunos detalles. Es un diamante en bruto", apunta Humbertito, en diálogo con canchallena.com. El pibe ya no es tan pibe, ni juega en Talleres. A los 19 años, demuestra cada vez que Arruabarrena le da la chance sus cualidades para vestir la camiseta de Boca y sueña con el próximo Mundial sub 20 de Nueva Zelanda, para el que ya está en la lista del torneo que comienza el 30 de mayo. Hoy, se despachó con un gol en su primer superlásico oficial.

En el último año y medio, la película se aceleró. Desde aquel 7 de diciembre de 2013 ante Villa San Carlos hasta este presente xeneize pasaron mucho más que un puñado de meses. Firmó su contrato con Talleres hasta 2016 antes de debutar, se fue a Boca en julio de 2014 a cambio de casi 12 millones de pesos, ascendió con Colón de Santa Fe en un Nacional B de transición en el que mostró gran parte de su potencial (cinco goles en 20 partidos) y se fracturó el quinto metatarsiano del pie izquierdo en un superclásico de verano, tras aquella patada de Vangioni. Juntó fuerzas, se recuperó antes de tiempo gracias a su profesionalismo y volvió ante Huracán, el 30 de abril. Dos fechas más tarde, hizo gala de sus virtudes: recibió un pase de Daniel Osvaldo en mitad de cancha y mostró control, velocidad y buen pie para definir tras correr 45 metros. Ese grito ante Lanús signficó su bautismo en la red en la máxima categoría.

Quienes lo conocen cuentan que Pavón sigue siendo el mismo "Kichán" de Anisacate. Que tiene el apoyo y la contención de papá Walter, quien siempre lo acompañó a todos lados con su camioneta, de mamá Verónica, la que le prepara el mejor estofado del mundo, y de sus hermanos Rodrigo, Federico, Daniel y Lourdes. Que, con la piel curtida de tener que responder a las exigencias, no se esconde en los momentos difíciles. "No tiene techo y es un profesional a toda hora. Lo demostró en Colón, donde fue clave en el ascenso y la rompió en el último partido ante Boca Unidos (le cometieron el penal del primer gol sabalero)", elogia Mostaza Merlo, quien lo dirigió en Santa Fe, ante la consulta de canchallena.com.

Se mueve como volante por las dos bandas, aunque su lugar preferido en el campo de juego es por la izquierda. "Cuando mete la diagonal de izquierda al centro y queda en posición de tiro te mata", agrega Mostaza. "El punto más bajo es la recuperación", admitió Cristian más de una vez. Por eso, se luce de tres cuartos para adelante, con su tranco a campo traviesa y un sexto sentido para el gol.

Con pocos minutos en cancha, hasta su actuación consagratoria ante River era un tapado en el Mundo Boca. El arma (ya no tan) secreta de Rodolfo Arruabarrena . En pleno despegue de su carrera, sueña despierto con vivir grandes momentos en la Bombonera y poder dar el salto a Europa. Siempre lo creyó así y lo tomó como combustible para seguir creciendo a paso firme. "Mi sueño es jugar en la selección", dijo en una entrevista tras jugar con Talleres ante Chaco For Ever, por la Copa Argentina 2014. "Y parecerme a Messi"..