Un cabo está acusado de tirar con plomo, y matar a un joven y herir a otras tres personas. Un comisario está imputado por golpear y no ayudar. Fue en 2005, cerca del Kempes.

De no mediar novedades, a partir de hoy comenzarán a ser juzgados dos efectivos de la Policía de Córdoba por su participación en una brutal represión registrada hace ocho años en inmediaciones del estadio Mario Kempes, ex Chateau Carreras de Córdoba Capital, al finalizar un partido entre Talleres y Belgrano, y que terminó con un hincha muerto y otros tres heridos. Todas las víctimas fueron baleadas con postas de plomo disparadas desde una escopeta policial.

El principal acusado es el cabo Gabriel Alejandro Vivas (39), quien llega a juicio imputado por homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas. Llega libre al juicio que se realizará en la Cámara 1ª del Crimen, en Tribunales II.

Vivas está acusado de haber disparado un proyectil con munición de plomo (con un cartucho “PG”, de propósito general), siendo que debía usar uno con postas de goma (“AT”, anti-tumulto), como exige la Policía.

Según la acusación, a causa de ese disparo de escopeta, uno de los perdigones dio en el tórax del hincha de Talleres Jorge Mario Castro, de 19 años, quien murió momentos después.

En tanto, otros perdigones del mismo cartucho habrían sido los que hirieron a los hinchas Marcelo Hugo Castillo, a su hijo de entonces 12 años, y a Sergio Kowalewsky.

El otro policía acusado es el comisario mayor Juan Carlos Brito, de 53 años, quien llega a juicio oral y público por los delitos de vejaciones calificadas y lesiones calificadas.

¿De qué se lo acusa puntualmente? Según el expediente, lejos de ayudar al hincha Castillo (mientras yacía herido en el suelo), lo habría insultado, golpeado con la culata de su escopeta y dejado tirado en el piso, sin prestarle ayuda inmediata.

Balas para todos. El violento episodio sucedió el sábado 16 de abril de 2005, a poco de concluir un clásico entre Talleres y Belgrano. Eran poco más de las 18 cuando, en medio de la desconcentración de los hinchas de la “T” por la cabecera norte del Estadio, un grupo de hinchas comenzó a tirarle piedras a la Policía.

Fue entonces que efectivos de la Guardia de Infantería comenzaron a reprimir con balas de goma en inmediaciones del puente Enrique Gavier, donde está una escultura de metal con forma de corazón.

El hincha Jorge Castro, ajeno a los incidentes, se puso a observar la batahola desde el puente. Fue entonces que recibió un proyectil de plomo en el tórax, a la altura de un pulmón izquierdo. Castillo, su hijo y el otro hincha Kowalewsky resultaron heridos y sobrevivieron.

En la investigación se demostró que el cabo Vivas habría comenzado a tirar con una escopeta Maverick 12/70, cuando no tenía por qué hacerlo, ya que no era de la Guardia de Infantería. En realidad, era el chofer del ex comisario general Juan Pesci, cuando éste era jefe de Operaciones de la Policía. Pesci llegó a ser subjefe de la fuerza.

Si bien el episodio se investigó rápido, tuvo en estos años diversas presentaciones judiciales de los acusados, lo que llevó a demorar el inicio del juicio.

Los padres del fallecido hincha Castro serán parte querellante, con el asesoramiento del abogado Daniel Quinteros.