Javier Villarreal, que como capitán lideró a Talleres al ascenso, sorprendió con su retiro. Quiere estar más con los suyos e influyeron las lesiones.

“Cerré como empecé, con un talleres campeón”


34 años. Argumentó que sus hijos y su esposa lo necesitan más tiempo. Contó que hacía 10 años que jugaba en una pierna, del hecho de jugar infiltrado en la “T” y del cobro por partido jugado. Anécdotas imperdibles de un múltiple campeón.

“Yo hace 10 años que juego en una sola pierna. Y me empezó a molestar la otra. Tenía un contrato básico. Cobraba por partido jugado. A veces, se decían montos irrisorios”.

–Hola Rodrigo
–Javier. ¿Qué hacés?

–Te llamo para decirte que no voy a la pretemporada. No juego más. Lo medité con mi familia. Ya está.
–¡Qué! No puede ser...

Rodrigo Escribano, titular del Fondo de Inversión de Talleres, no podía dar crédito a lo que escuchaba por parte de Javier Villarreal, el capitán del equipo que logró el ascenso el 6 de mayo. Intentó convencerlo de cualquier manera, pero la decisión, sorpresiva por cierto, ya estaba tomada.

Después, “Villa” llamó a Sialle y el DT, igualmente sorprendido, tampoco pudo hacer nada más que atinar a decirle un “¿Estás seguro de la decisión que tomaste?”.

Un rato después, comenzaba a hablar como exjugador. Javier Alejandro Villarreal colgó los botines. Así de simple. Así de impactante. Aquel pibito de Alta Gracia que había arrancado una exitosa carrera en Talleres con 17 años y que logró ahí nomás el ascenso frente a Belgrano en 1998, cerró su carrera con el regreso a la B Nacional, con la misma camiseta después de cuatro años. Siendo el capitán del equipo y rico en experiencia y títulos ganados con Talleres en 1997/ 1998, Libertad (2009), quíntuple con Boca (Aperturas 2003 y 2009; Libertadores 2001 y 2003 e Intercontinental 2003).

–¿Por qué?
–Lo definí con mi familia. Fue unánime. Hablé con mi señora y uno de mis hijos. Creo que hay que tomar las decisiones cuando uno debe y no cuando se puede. Hablé con Escribano que fue el que me trajo. Con Sialle también, que hizo todo para que viniera a Talleres. Les dije que daba un paso al costado más que nada por una cuestión de estar con los míos. Sialle me preguntó si necesitaba más tiempo para recuperar la rodilla, pero le dije que pesaba más lo de la familia.

Ahora será el tiempo de sus hijos Victoria, Lautaro (14 años, juega en la “T”), Emanuel, Alejo y su mujer Natalia. Podrá disfrutar de su familia y dejará de sufrir por las lesiones.

–Jugar infiltrado; la desaparición del efecto y el dolor posterior. ¿Cómo se hace para jugar así?
–Yo hace 10 años que juego en una sola pierna. Y antes de regresar, ya en Nacional de Paraguay, me empezó a molestar la otra. Eso, unido al tema de querer pasar más tiempo con mi familia, hizo que también comenzara a meditar en la decisión.

–Ahora que ya estás retirado, ¿podrás decir cómo era tu arreglo con Talleres?
– Nunca quise hablar de eso y te agradezco la oportunidad. Tenía un contrato básico. Cobraba por partido jugado. Se hablaba de montos irrisorios, a veces. Pero ahora, que pasó, lo puedo decir. Fue una decisión en la que me apoyó mi familia. Hicimos un esfuerzo, pero tuvo el respaldo de Dios para lograr el objetivo que todos deseábamos. Son cuestiones que en el momento uno no las dijo por respeto. Por eso, ahora es la oportunidad de hacerlo. Igualmente, la decisión es familiar. Porque mis hijos y mi mujer necesitan un padre y esposo presente, respectivamente.

Balance

–¿Qué es lo mejor que te dejó el fútbol en estos 17 años?
–El respeto que uno se ganó como persona. Es más allá del jugador. Siento que en todos los lugares en los que jugué dejé una puerta abierta. Siempre traté de ser claro, transparente y leal.

– Hasta de la gente de Belgrano...
–Pasé. Ya lo dije en su momento. Aprendí muchísimo y crecí también. Tener el respeto de su hinchada y la de Talleres, que son las más grandes de Córdoba es muy importante.

“Villa” jugó en Belgrano en 1999/ 2000. Fue un paso auspicioso que también lo marcó, al punto de que llegó a decir en 2010 que uno de sus sueños era volver a jugar allí, aunque Talleres pudo más. El 28 de junio de 2013, el día que arregló con la “T”, el anuncio hecho por este diario hizo explotar las redes sociales. Muchos hinchas se alegraron y muchos le facturaron aquella vez en Belgrano.

Aquellos lo sostuvieron cuando “el Negro” buscaba su mejor versión valorando el hecho de fue el único jugador con su chapa vigente, formado en el club y que volvió en condiciones de darle algo. En el peor momento. En el infierno del Argentino A. Los otros simpatizantes de Talleres les pidieron disculpas tras su gravitación en el undecagonal. “Ascendimos. Cerré mi carrera como la empecé, con un Talleres campeón”, recuerda.

Javier patentó varias frases en este último paso por Talleres. “Fue un regalo de Dios”, dijo cuando se acordó su vuelta. “Cuando ascendamos vamos a tapar varias bocas”, sostuvo tras el primer triunfo en el torneo pasado y hubo insultos para todos, incluido él mismo. “Al fin”, manifestó tras el ascenso del 6 de mayo pasado. Y en su último partido, el 9 de mayo, le tocó patear el penal decisivo con el que Talleres avanzó a octavos de final ante Sportivo Belgrano. Como aquel que le hizo patear Bianchi en Boca por “semis” de Copa Libertadores ante River o aquel anterior al de Roberto Oste el día de la final con Belgrano.

–¿Acordaste con Sialle que te bancara en la recuperación? ¿Cómo fue esa charla?
–Es un tipo simple. Venite que acá estamos bien. Vas a ser el capitán del equipo. Charlamos personalmente en Córdoba. Venía de una operación de meniscos. Metele tranquilo que vos serás el líder. Sentí su respaldo. Nos unimos todos. Hubo acuerdo en el acto. Hubo momentos difíciles, pero siempre charlamos. Hubo partidos en los que se habló en forma importante. Hubo un clic. Nos fuimos afianzando. Ascendimos. Como todo el Mundo Talleres esperaba. Siento que cumplí mis sueños en el fútbol y el último fue el ascenso con Talleres.

–¿Qué sigue?
–El tiempo será de mi familia. De mi mujer, mis hijos, mi suegro, mis hermanos, mis viejos. A recuperar tiempo. No sé cómo seguiré luego. Dios dirá.

“Villa” en números


Trayectoria. Jugó en Talleres (1996-99), Belgrano (1999-00), Córdoba de la Segunda División de España ( 2000), Boca Juniors (2001-04), Grasshoppers de Suiza (2004), Colón (2005), Racing Club (2005), Libertad de Paraguay (2006), Banfield (2007-08), Cerro Porteño de Paraguay (2008-11), Nacional de Paraguay (2012) y Talleres (2012-13).

103 partidos. Son los que Villarreal jugó oficialmente con la camiseta de Talleres. Lo hizo en tres categorías distintas: 42 en la B Nacional, 27 en Primera y 34 en el Argentino A. Convirtió dos goles: a Quilmes (5-1 el 20/6/ 1998) y a Gimnasia y Esgrima de Jujuy (1-2 el 9/ 11/ 1998).

Dos títulos con Talleres. El Torneo de la B Nacional 1997/98 y el Argentino A 2012/13 son los dos títulos conseguidos por Villarreal en Talleres.

Campeón con Boca. En la Libertadores 2001 y 2003, la Copa Toyota 2003 y el Torneo Apertura 2003.