El Albiazul descendió al Argentino A gerenciado y con 20 millones de deuda y ascendió con una virtual dirigencia futura y apenas 6 millones de pasivo. Historia de cuentos para un club recuperado, pero desde el infierno mismo.

Los cuatro años de infierno en el Argentino A de Talleres también marcaron el vuelco más trascendental en el aspecto institucional, con un proceso de saneamiento en marcha tras superar la etapa más caótica y, controversial de la quiebra del Albiazul, que desde fines de 2004 busca alivio y recién en la peor etapa deportiva de su historia, logró emerger y encaminar un rumbo que tenía destino inminente de liquidación.

Paradojas del destino: en una categoría deficitaria y sin tantos ingresos, los reveses judiciales le dieron una mano, con reflejos oportunos del Tribunal y con un orden de conducción que no solo permitió no endeudarse ni generar pasivo laboral, sino que a su vez, dejó una base dirigencial que podría ser gobierno en el futuro inmediato, cuando se celebre el primer acto eleccionario, por 2014. Saldará su pasivo desde el Argentino A y no gracias a la B Nacional. Ése fue otro de los factores positivos en este proceso: la participación de personas con corazón instrínsecamente albiazul. La historia de un club que descendió gerenciado, con más de 20 millones de pesos, que luce recuperado en cuanto a salud, y con un panorama favorable en lo deportivo. La quiebra se va a licuar gracias a la venta de un futbolista del que apenas disfrutó en cinco partidos (Javier Pastore) y un acuerdo con el empresario Jorge Petrone, cuyo reclamo prescribió y no se presentó como acreedor por un acuerdo tácito (caducidad de una denuncia penal).

La caída. El 2009 fue catastrófico para Talleres, con un ambiente político feroz, aparición de una oposición concreta a la concesión de Ateliers, comandando por el empresario mexicano-argentino Carlos Ahumada, cuya pelea con el ex juez de la quiebra Carlos Tale y el fideicomiso dio como resultado una convivencia imposible. Crecían los pedidos de juicios por despidos injustificados, entonces el pasivo laboral se hacía inmanejable, al punto que desde la Justicia pusieron en jaque al predio de las 24 hectáreas, el activo de mayor valía de la institución.

Fideicomiso y aportes. Desapoderado Ahumada en septiembre de ese año (a pesar de embestidas judiciales y denuncias, la Cámara primero y el Tribunal Superior de Justicia después, le denegaron el retorno), llegó la transición con algunos vaivenes. Porque la Fundación Azul y Blanco asumió en co-gobierno con el órgano fiduciario, y no fue fácil sostener las erogaciones. Para colmo, Tale fue apartado de la causa por “pérdida de imparcialidad” (un viaje no muy claro a México, para favorecer el arribo del inversor Andrés Fassi, del grupo Pachuca, fueron los causantes), Al punto que en ese año, en diciembre, se solventaron obligaciones con reservas laborales (recuperadas con la rescisión de contrato de Matías Quiroga) y a fin de temporada, finalizada en abril, hasta junio sin actividad quedó una deuda de un millón y medio.

Llega el fondo. Claro estaba que se necesitaba instrumentar otro sistema de conducción, previendo que el Argentino A no tiene formato ni fechas fijas de inicio y cierre, sumados a los climas de presión y necesidad de ascenso, hicieron correr la cuenta regresiva de una paciencia que ya estaba agotada en el hincha. Entonces, ya con el juez Saúl Silvestre como máxima autoridad del proceso (asumió con los pergaminos de haber saneado la quiebra de Belgrano), llegaron a un acuerdo: la creación de un Fondo de Inversión que aporte 8 millones de pesos en tres años (al final, lo invertido superó los 10 millones de pesos, según esgrimen sus miembros) y el Tribunal se encargaba del pasivo. Ese mismo año se había empezado a clarificar el panorama, al rubricarse el acuerdo con el empresario Jorge Petrone (¿a cambio de que se lo absuelva de una denuncia penal por triangulación de jugadores con otros implicados del club?), quien devuelve su crédito por 9 millones de pesos a razón de 200 mil pesos mensuales, por los derechos de TV que le fueron cedidos en garantías en las temporadas 2000-01 y 2001-02. Ya el pasivo rondaba los 14 millones de pesos.

El señor es mi Pastore. El Fondo se encargó de administrar el club, con la premisa de no generar deudas y respondieron eficientemente. La única deuda, por así nombrarla, era en lo deportivo, donde en dos temporadas, ni siquiera llegó a disputar una Promoción. En lo político, algunas facciones opositoras, como “Talleres es de su Gente” (conformado por varios ex integrantes de la Fundación Azul y Blanco), “Núcleo Centenario” y otros movimientos, asomaban con signos de vida. Pero el gran vuelco institucional fue la venta del ex jugador de Talleres, Javier Pastore de Palermo de Italia, a París Saint Germain, en 42 millones de pesos. Dicha transferencia le redituaba al albiazul, en concepto de Mecanismo de Solidaridad, cerca de siete millones de pesos (1.200.000 euros). Las gestiones fueron realizadas por el estudio jurídico de Juan de Dios Crespo Pérez, quien cobró 94 mil euros en concepto de comisión. Con ese recurso, sumado al crédito devengado de Petrone, el pasivo quedará en seis millones de pesos en junio de 2013.

Con el club ya en la B Nacional, el levantamiento de la quiebra tiene un terreno fértil y favorable. Incluso puede seguir cobrando dinero por Pastore (se espera un fallo de FIFA por derechos sobre Pastore por la venta de Huracán a Palermo). El enlace fue el ingreso genuino más importante, desde su rescisión de contrato (800 mil dólares) y otra futura venta, que también dejaría dividendos por mecanismo de solidaridad. Por eso, el gimnasio en el recuperado predio de las 24 hectáreas (estuvo en jaque por Tale, que mandó a tasar por una martillera pública, y al revocar la sentencia, la empleada de la justicia igual cobró más de 100 mil pesos de honorarios), lleva el nombre de “Javier Pastore”, con una gigantografía, en reconocimiento a su salvataje al Albiazul, con apenas cinco partidos disputados con la camiseta del club de sus amores.

El futuro. El compromiso del Fondo de Inversión con el juez es hasta diciembre de 2013, aunque para no afectar al torneo y la logística en plena competencia, seguiría seis meses más, hasta junio de 2014, salvo que se adelante el acto eleccionario. Es que el pasivo es manejable con la posibilidad de otros recursos, sean ventas de jugadores, o derechos de TV y partidos homenajes de Centenario. No obstante, por haber sido partícipes en la conducción en el ascenso, es difícil imaginar que el Fondo pierda las elecciones en el caso de que presente una lista (¿La fórmula será con Rodrigo Escribano presidente, Marcelo Brusa de vice?) teniendo en cuenta que el termómetro del hincha incide más en lo deportivo que en lo institucional, más allá de los avances logrados por esa gestión en ese sentido. Hasta el momento hay cuatro mil socios en condiciones de sufragar. No obstante, la mayor virtud en el Argentino A del hincha de Talleres fue entender la situación y poner manos a la obra y en el bolsillo. Los sectores políticos, ex dirigentes, aunaron fuerzas para salir del delicado momento, en la transición tras el gerenciamiento. Eso dejó como consecuencia, una potencial comisión directiva, aunque recién en 2014 podría ser gobierno, elegido por sus socios, tras el levantamiento de la quiebra.