El ex Talleres fue el más ovacionado del público, pero tuvo una jornada marcada por idas y vueltas y hasta un episodio con su madre.

La llegada del enganche de Palermo, Javier Pastore, no pasó inadvertida en Córdoba, su ciudad natal. Es el embajador en la Selección nacional. Desde el colectivo, apenas aterrizó en el Aeropuerto Ambrosio Taravella, la gente lo recibió como hijo de la casa. Coreó su nombre, le reclamó al DT Sergio Batista que lo incluya de titular y le dedicó banderas. Su paso por Talleres (efímero, de cinco partidos) ilusionó para crear un ídolo autóctono. Por eso, tuvo algunas historias singulares en el hotel que sirve de concentración a los “Batista Boys”.

El único. La llegada al hotel sembró repudio a los integrantes del plantel. Ninguno se bajó a saludar. Pero ayer al mediodía, Pastore apareció para saludar y firmar autógrafos a los pocos presentes, a los que resistieron la ignorancia y el desprecio el día anterior. Pastore, en su tierra, no fue ingrato.

Videos y cartas. Un grupo de socios de Talleres, guiados por David De La Colina y Augusto Pérez Gaudio, le entregó al crack de Palermo un video con sus partidos en las inferiores del albiazul, un compacto de sus goles, con gambetas y dedicatorias. Además, le dieron cartas de muchos hinchas, con mensajes de aliento y apoyo en la Selección.

Ni a la madre. A causa de un parto complicado con su hijo más chico, la madre de Pastore quedó confinada en silla de ruedas. Se acercó hasta el hotel y tuvo que hacer magia para poder saludar a su hijo Javier. El vallado perimetral no le permitía el acceso. Javier tuvo que intervenir para poder recibirla, en un acto inaudito, pero que tuvo final feliz.

Sin Paco. El intendente de la Boutique de barrio Jardín, Paco Cabacés, se dio cita al hotel para saludar a Pastore. No lo dejaron pasar.

Ni al predio. Desde Talleres hubo gestiones para tratar de llevar a Pastore al predio y a la Boutique. El gimnasio de las 24 hectáreas lleva su nombre. No hubo suerte: el momento de la Selección y la necesidad de clasificar pesó para que la invitación quede trunca.

El local. Antes del inicio, cuando los parlantes enumeraban las formaciones, el plantel salió a reconocer el campo, provocando una euforia poco habitual en el Kempes. Sin dudas, al aplausómetro lo dominó el cordobés Javier Pastore. Su nombre en el micrófono provocó que lo corearan, y los reclamos a Sergio Batista de que lo ponga . Carlos Tevez y Lionel Messi, fueron los que prosiguieron en la escala de ovaciones. Fue silbado Juan Pablo Carrizo.

El “Pastore, Pastore” acalló cuando ingresó a la cancha sobre los 34’ del complemento.