Talleres sigue sin rumbo y perdió 2-0 como local de Libertad de Sunchales en el partido de ida de la tercera fase del Argentino “A”. El albiazul no encontró respuestas futbolísticas ni anímicas, se fue silbado de la Boutique y ahora debe golear a su rival el martes.

Talleres escribió su página más triste, más oscura en esta nueva campaña en el Argentino A, porque lució desnutrido, débil y con una mochila tan pesada que parece que no tiene ninguna herramienta para sostenerla. Sumido en su desesperación, cayó en su casa 2-0 ante Libertad de Sunchales, y dilapidó una mas que importante oportunidad para seguir con vida. De acuerdo al pobre espectáculo presentado, la eliminación parece cosa juzgada.

Un hervidero. Desde el primer minuto se pudo presagiar que el partido iba a ser totalmente distinto a aquella goleada 5-1 que a Talleres le encendió, por algún momento, la llama de la ilusión. El contexto era de tanta ansiedad, que los protagonistas de la “T” no pudieron controlar. Y mucho menos cuando Paolo Barardi convirtió el 1-0 de cabeza a los 7 minutos para el elenco de Sunchales. Inconcebible: de un córner a favor, Libertad ejecutó un contragolpe que encontró expuesta a la defensa albiazul y se concreto la primera estocada del visitante. De ahí en más, Talleres fue un manojo de nervios, le costó imponerse ante la defensa rival, y sin dudas su peor enemigo fueron sus propios nervios. Armó escaso peligro únicamente con pelotas paradas. Y ante cada paso en falso, el murmullo y los insultos que bajaron de las tribunas empeoraba la armonía. La situación empeoró cuando Walter Ferrero anticipó su cabeza en el primer palo, tras un corner y marcó el 2-0. Barrio Jardín explotó, pero de bronca.

El ruego para que entren los pibes del club a la cancha, las condenas para los referentes y el “que se vayan todos” fueron las manifestaciones constantes en el complemento por parte del público albiazul. Al entrenador Gustavo Coleoni nunca le cesaron los reclamos, y lo cuestionaron por tardar en las variantes. Los ingresos de Ramiro Pereyra y Fabio Alvarez le dieron a un Talleres apático, un poco más de movilidad y de circulación. Aunque esos argumentos no fueron suficientes para revertir la suerte. Queda una chance, pero virtualmente, guste o no, es una subida de piedras que parece a esta altura inaccesible.

Talleres tiene que ganar por tres goles de diferencia para pasar de fase pero lleva más de dos años sin lograrlo fuera de Córdoba, desde el 4/4/2009, 4-1 a Tiro Federal.