Racing y Talleres dirimen el domingo un clásico, persiguiendo un objetivo en común y con algunas complicaciones dentro y fuera de la cancha. Pese a que el presente de ambos es auspicioso, hay aristas que no los dejan en paz.

El domingo a las 17.30, Racing y Talleres se verán nuevamente las caras, en el octavo desafío en el Argentino A, y cuarto en la actual temporada. ¿Qué tiene de especial esta nueva edición? Será la primera que se jugará fuera del Estadio Córdoba. El “Miguel Sancho” será el escenario (se debate si será con la presencia de las dos hinchadas o únicamente para el público local). El último antecedente en Nueva Italia data de 2008, en el partido de ida de la Promoción (Talleres militaba en la B Nacional) y la victoria fue para el albiazul 2-1 (los dos encuentros fueron sin hinchas visitantes, privilegiando la ley vigente de la B Nacional).

No obstante, para este ‘derby’, el análisis también debe hacerse desde otro costado. Talleres es el puntero de la zona 2 a cuatro puntos de distancia del escolta, y sin embargo, los ánimos están caldeados, nuevamente poniendo en jaque a varios jugadores y la producción del equipo, con cuestionamientos al DT Héctor Arzubialde. Y por “La Academia”, la realidad marca que tuvo varios episodios que generaron un clima convulsionado dentro y fuera de la cancha, con una asamblea polémica y jugadores que son desafectados de concentraciones y otros que directamente rescinden su contrato, como el caso del volante Sebastián Carrizo.

Barrio Jardín, ¿Un polvorín? La circunstancia de Talleres llama poderosamente la atención. El equipo marcha puntero, y hasta incluso perdiendo en Nueva Italia va a mantenerse líder. Sin embargo, las últimas derrotas, sobre todo las de visitante (en Córdoba únicamente cayó ante Racing), no hacen más que llevar una atmósfera desestabilizadora. Ya es recurrente escuchar a Arzubialde diciendo: “Nos quieren ver en la lona”, y otras frases. Y ni hablar del volante Miguel Monay, mesurado siempre en su discurso, aunque en radio Impacto declaró: “Algunos dirigentes son demasiado hinchas cuando son los que tendrían que llevar tranquilidad”. Y en Río Cuarto expresó: “A muchos les viene bien que Talleres pierda, así hablan durante la semana”.

Arzubialde no tiene plazos, pero son recurrentes las críticas a sus planteamientos fuera de casa, y es habitual escuchar en torno a la dirigencia el descontento por esta razón. “Nos vamos a juntar a dialogar, con el DT y con el plantel también. Si hacemos una proyección, con la campaña de visitante que venimos haciendo no nos va a alcanzar para ascender. Algo hay que hacer”, le dijo Rodrigo Escribano, del Fondo de Inversión, a LA MAÑANA. Y tras cada derrota, la ansiedad y los reclamos solo llevan más y más presión...

Racing, en alerta. El desahogo del DT Marcelo Bonetto tras el gol de Cristian Rami ante Juventud Unida refleja cómo se vive en Nueva Italia: con despecho. Bonetto se dirigió al alambrado para dedicarle eufóricamente a un hincha que lo venía insultando. Su reacción marca un clima de presión y de intolerancia. Pero antes de eso, el 2011 vino con muchas situaciones similares: primero Jonathan Artura se negó ir a la concentración, por reclamos salariales. Mismo asunto llevó a cabo Federico Funes, mientras que Carrizo directamente pegó el portazo y se fue a Real Potosí de Bolivia. El domingo, el arquero José Burtovoy se fue porque iba a ser suplente, al igual que Raúl Sanzotti a fin de año. Después fueron separados de la concentración Javier Liendo, Rodrigo López y Alexis Olivera, por presuntas lesiones aunque de fondo se sabe que hubo razones disciplinarias. Encima de todo, en la asamblea anual ordinaria se aprobó el balance y memoria en medio de polémicas, al punto que ayer un grupo de socios presentó un pedido de nulidad en Inspección de Personas Jurídicas.

Racing viene de ganar y está cerca de la zona de clasificación y Talleres es puntero. Sin embargo, pese a sus presentes prometedores en lo deportivo, hay del otro lado situaciones que alejan la armonía y amenazan con seguir desestabilizando.