El Tribunal Superior habría recomendado al juez Silvestre a “sacarse” de encima a Talleres cuanto antes

La situación económica y financiera de Talleres, intranquiliza -y mucho- a la Justicia. Incluso más que la deportiva. Desde el segundo semestre del año pasado, cuando el caso se despeñó en una pendiente sin fin, el desasosiego no abandona los escritorios de la conducción judicial.

Primero el apartamiento del juez Carlos Tale, sometido a investigación penal y con un pedido de jury pendiente, significó un llamado a asumir la dura realidad.

Luego, la voluntad por retomar la administración del club por parte de la Justicia, dando por concluida la administración de la gerenciadora Ateliers, completó las dificultades.

A partir de entonces, se multiplicaron los problemas y las preocupaciones. Luego de una escarpada marcha en el Juzgado de Quiebras, ni Talleres da muestra de una mejoría, ni a la Justicia le convence la idea de continuar con una bomba de tiempo en sus despachos.Desde el año pasado, cuando el juez Saúl Silvestre, fue ungido como responsable de la conducción de la normalización de Talleres, las palabras “licitación pública y urgente”, se pronunciaron recurrentemente en los máximos despachos. Se trataba de la solución con que se imaginó el cambio de rumbo.

Nadie quería, sobre todo el Tribunal Superior de Justicia, el voluminoso expediente de la quiebra de Talleres, dando vueltas por sus anaqueles. A la luz de aquel impulso, más bien parece que el juez ha demorado injustificadamente una solución que encarrile el desaguisado de una institución deportiva, virtualmente abandonada a su suerte.Desde los máximos estamentos de la conducción judicial enviaron varias señales al juez Silvestre, con la intención de apurar una solución de forma definitiva, o algo que se parezca.

Además, en los pasillos se suma la sospecha -cada vez más fundada- que Talleres carece de dirigentes con fuerza. Los últimos incidentes, sucedidos en Santiago del Estero, en su enfrentamiento frente a Central Córdoba, donde un árbitro de la tercera división del fútbol perjudicó al club de barrio Jardín, con una descarada impunidad, afirma la idea de su falta de peso. Para los más memoriosos, no hay parangón con el Talleres que hasta bochaba árbitros en la misma huella de Boca y River, cuando sus dirigentes pesaban por peso propio en la AFA.

Pero estas cuestiones puramente deportivas, se salpican -para agravar todo- con notas policiales del mismo tenor, caracterizadas por agresiones salvajes tan obvias como previsibles, sin que nadie atinara a solucionar antes de que sucedieran. El reclamo en ese sentido, que se realizó ante el Cosedepro, quedó sin sustento, cuando el organismo desautorizó al representante de la fundación Azul y Blanco, Ernesto Salum, para actuar en nombre de la institución deportiva. Una cruda postal del desamparo.

Los jueces suelen enamorarse de las tareas de alto impacto mediático, que descubren en sus funciones, aseguran los viejos magistrados. No son pocos los que creen en la Justicia cordobesa, que Silvestre está enamorado del papel de dirigente de fútbol y mal que le pese, es solamente el juez a cargo de la quiebra.

Está claro que Silvestre, que exhibe como un legítimo logro la reconducción del club Belgrano, de la mano de su gerenciador Armando Pérez, generó expectativas cuando la bolilla “direccionada” del TSJ cayó casualmente en su casillero. Nada de ello ha pasado, hasta hoy.Los que mandan en el Palacio de Justicia, quieren indisimuladamente que el juez decida terminar con las dudas que acechan el delicado proceso, preparando el llamado urgente a una licitación pública.

No les interesa quién sea el ganador, si la misma es adjudicada a la luz pública y de manera transparente. No le importa al TSJ, si se trata de Andrés Fassi, Carlos Ahumada o Aldo Roggio. Le importa -eso si- que la transparencia de la licitación no quede en tela de juicio y que el próximo gerenciador surja de un proceso sin sombras.

Por caso la AFA, es decir Julio Grondona, envió -hace dos semanas- hasta el despacho del juez, a su hijo “Humbertito”, para anoticiar al magistrado que la institución rectora del fútbol, “sigue viendo con buenos ojos y no tiene ningún problema con el ex gerenciador Ahumada”. Está claro que la AFA por encima de todo, prioriza sus intereses y desde que Ateliers dejó Talleres, el club no volvió a pagar un solo peso de los muchos que debe en el altar del fútbol nacional.

Los observadores, entre los que no están ajenos los funcionarios políticos de la provincia, creen que las posibilidades de Talleres retroceden, lejos de avanzar. Ni el crédito que anuncian que pagará el empresario de la construcción Jorge Petrone y ni la venta del predio del club, son ingresos a tener en cuenta, seriamente. No se producirán, uno porque Petrone discutirá todavía por unos cuatro años más su situación y la política está dispuesta a cerrarle el paso a la venta del predio, incluso con el dictado de una ley provincial si hace falta.

La encrucijada de Silvestre en sumar ingresos y soluciones, quedó encerrada definitivamente en un llamado a licitación público y transparente.

El juez ya recibió la recomendación de salir de su laberinto y asumir la solución del problema definitivamente. Sobre todo antes de que sea tarde y el caso explote definitivamente en los escritorios judiciales. Algo que temen en todos lados.

“Grondonita” le dijo a Silvestre que AFA ve con buenos ojos a Ahumada.

La Justicia quiere un llamado a licitación público y transparente para Talleres.