Los fiduciarios Daniel Ruffener y Gustavo Eluani, quienes aguardan una resolución judicial de la Fiscalía Anticorrupción para saber si deben rendir cuentas penalmente como partícipes del viaje a México que le costó el timón del proceso a Carlos Tale y la apropiación indebida de los bienes correspondientes a la ex gerenciadora Ateliers, elevaron un informe al actual juez Saúl Silvestre.

Allí se detallan, los ingresos y erogaciones del club en los últimos meses. De su lectura se desprende una curiosidad. Se hace constar un llamativo aporte de 300 mil pesos realizados por la Fundación Azul y Blanco que lidera Ernesto Salum, pero omite un supuesto pago que el órgano fiduciario, habría realizado a este ente autárquico, por un valor de 500 mil pesos.

Debería aclararse si se trató de un inocente olvido, o una maniobra de protección para la Fundación. El discurso que como caballito de batalla adoptó la agrupación orientada por Salum es la colaboración de manera desinteresada con el juez de la quiebra.

De la manera que fuere, no hace más que marcar otro hecho preocupante por lo grave, que se suma a un cúmulo de errores y desaciertos que atentan contra el futuro de la institución.

Basta con echar un vistazo al predio de las 24 hectáreas y comprender que el abandono actual al que ha sido sometido, hace presumir que sigue en pie la fija y obsesiva idea de su remate. Por caso parece correr igual suerte, la pensión donde residían más de 50 jugadores de todo el país, y que la Fundación a cargo de Salum, cerró sus puertas. Para ello tomaron como única medida haber reparado colchones de la misma a precio insignificante.

Talleres, está acorralado por los densos nubarrones de las deudas, como cuando el pasivo lo obligó a caminar por la pendiente de la quiebra.

La historia parece la misma y los protagonistas también.

Está bajo la lupa Salum, vocero público de la convocatoria de “amor a la institución y un marcado interés en colaborar”. Rescató para su arca, al ex coordinador Piero Foglia, quien fue denunciado por el coordinador de divisiones inferiores del club Hector Chazarreta. Lo acusó de entrenar en un predio particular, a varios jugadores juveniles de propiedad de Talleres.

“Como Talleres no competirá con su semillero en AFA, a los chicos les dijeron que podían vincularse a clubes que sí compitieran allí. Siempre y cuando hicieran convenios con Talleres. Llamé al fideicomiso porque varios pibes querían que les consiguieran pruebas. Después, me dijeron que era inconveniente que entrenaran conmigo y ya no lo harán”, aclaró Foglia, en su defensa. Salum en tanto, no se refirió al respecto. Apenas unas perlas del collar de inequidades que se arma alrededor del cuello de Talleres, cada vez más ajustado y con menos respuestas.