Talleres venció por 1 a 0 a Ben Hur en Rafaela con gol de Aranda. El análisis del partido de Javier Flores, enviado especial de Mundo D.

Más allá del valor anímico de haber roto la racha de los nueve partidos sin ganar fuera de casa, el triunfo de Talleres también se puede valorar por otras cuestiones adicionales que refuerzan la base en la que se sostiene su liderazgo de la Zona B.

Ayer, a su ya consabida contundencia goleadora, Talleres le agregó orden defensivo, tranquilidad y una necesaria cuota de suerte que debe tener cualquier equipo con pretensiones de ascenso.

Festejo de Aranda. La “T” arrancó el primer tiempo con la intención de jugar en forma ordenada y escalonarse bien de atrás hacia adelante. En ese plan que ideó Rebottaro, el retorno de Lussenhoff resultó clave para ordenar a la defensa de Talleres. Esa que, en los partidos anteriores había sufrido por los gruesos errores que cometía. Esa impronta, le permitió al equipo mostrarse tranquilo, aplomado e inteligente para administrar sus energías y el juego en un contexto de insoportable calor, que obligó a que el árbitro detuviera dos veces el partido.

Ben Hur solamente complicó a Talleres en los primero cinco minutos, cuando Valiente se tiró por izquierda y complicó en la marca a Galíndez. Pero a poco de que el DT albiazul advirtiera esa falencia, el lateral se corrigió y la “BH” desapareció en la faz ofensiva.

El protagonismo y la ambición fue para Talleres que, sin ejercer un dominio abrumador, ya a los seis minutos había complicado a Piccard, el arquero de Ben Hur. Sacripanti remató, el “1” rechazó y Galarraga la tiró afuera increíblemente.

A los 22 minutos, el pibe Cosaro guapeó en el área y mandó un centro atrás que Aranda mandó a la red, tras el quedo de la zaga central local. Un Talleres ordenado y tranquilo se fue al descanso avizorando un segundo tiempo favorable por la forma en la que el trámite del juego se le había dado.

En el complemento, Talleres le cedió la pelota a su rival, quizá por efectos del calor y también como consecuencia de la presión a la que lo sometió el equipo local.

El trámite se dio vuelta. Y rápidamente Giordano comenzó a sufrir lo que no había padecido en el primer tiempo. Sin tocar el 4-4-2, que sostuvo todo el partido, Rebottaro suplantó al “negro” Marín (al borde de la tarjeta roja) entendió que había que hacer algún en la defensa de su equipo. No obstante, la “BH” fue y fue hasta merecer el empate que los palos le negaron dos veces (el capitán Restelli y Valiente).