Cinco años y la historia no cambió demasiado
El juez Carlos Tale fue reemplazado por el juez Silvestre. (Foto: Ramiro Pereyra) |
Desde que en diciembre de 2004 Talleres quebró, duplicó su deuda, descendió al Argentino A y y sigue sin poder reducir su "rojo" diario.
Las prioridades de la Ley 25.284, la que permitió que Talleres funcionara aún después de quebrado, no se cumplieron en este lustro.
Y el tope legal de 2014 se convertirá en otro enemigo de un proceso caracterizado por serias irregularidades en los actos de sus autoridades (judiciales y deportivas) y demás integrantes del proceso –asentadas en denuncias de partes– tan o más cuestionadas que las directivas cuyos actos de gobierno tuvieron relación con la quiebra misma del club de sus “amores”. ¿Más? Un “detalle”: el equipo cayó al Torneo Argentino A, el piso de su historia.
Prioridades no cumplidas
El pasivo creció de 14.888.596 pesos a 26 millones. Hubo serios cuestionamientos al primer fideicomiso (removido) por desatender juicios que se perdieron, y también a la abogada del club, Graciela Arlla, a la que una agrupación de ex socios criticó por ir buscar a presuntos acreedores para que se presenten.
El día a día del club generó más deudas (despido de técnicos, auxiliares y jugadores). El sistema de concesión tampoco aportó los grandes ingresos que las ventas le dieron a Belgrano, por caso.
Ateliers tuvo un control muy leve, sobre todo en la era Granero. En la de Ahumada, iba todo por el mismo camino (ni los antecedentes le miraron) por las obras que hizo, pero de la nada se peleó con Tale –al que acusó de extorsionarlo–, lo que derivó en una convivencia insoportable.
Tampoco las gestiones administrativas del primero y segundo fideicomiso fueron efectivas. En ambas, cogobernaron con ex socios y hubo cortocircuitos.
La ley impulsaba la capitalización del club. Sobre todo, con la promoción de jugadores propios. Talleres perdió a Pastore, la solución para la quiebra... Pero, en sí, la concesionaria respetó poco y nada la exigencia de un pliego (con el que se adjudicó una licitación aún sospechada) que exigía evitar gastos suntuosos en refuerzos.
Investidura manchada. Tale, el director del proceso, fue apartado por perder la “equidistancia”. Antes, Ahumada había sido desalojado por incumplir. Lo denunciaron algunos de los socios “notables” que cíclicamente se reciclan en busca de volver al poder.
Y Silvestre, sucesor de Tale, deberá darle liquidez a un proceso sin inversores y con pocos recursos. En la cancha, el club juega como vive. Ya en el Argentino A, no pudo superar la ronda inicial