Carlos Ahumada no pagó ayer en México una deuda por reparación de daño en una causa penal que ya tiene sentencia firme. El incumplimiento puede llevarlo a prisión. La novedad le agregó aún más incertidumbre al gerenciamiento de Ateliers, que el juez Carlos Tale daría por concluido en los próximos días, luego del “guiño” de la Cámara 3ª Civil y Comercial.

Carlos Ahumada no gana para sustos. Al fallo de la Cámara 3ª en lo Civil y Comercial de Córdoba, que el jueves pasado puso en jaque su continuidad como gerenciador de Talleres, ayer se sumó otra mala noticia que llegó desde México y dio cuenta de un inminente pedido de detención contra el hombre fuerte de la sociedad anónima Ateliers.

Según confirmó la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Ahumada no pagó los 21.900.000 pesos mejicanos (6.366.100 pesos argentinos) que le exigían como resarcimiento en una causa por defraudación genérica contra los municipios Gustavo Adolfo Madero y Tláhuac. El plazo se cumplió ayer a las 8.50 (hora argentina) y el incumplimiento habilitó a los magistrados aztecas a pedir la reaprehensión del empresario cordobés, que ya estuvo encarcelado por esta causa entre 2004 y 2007, y debería cumplir otro año y medio en prisión.

En principio, Ahumada había sido condenado a pasar cinco años y nueve meses detrás de las rejas, pero en setiembre de 2007 otro fallo revocó la sentencia. En el mismo escrito se le impuso el pago de 32 millones de pesos mejicanos (9.302.100 pesos argentinos) para reparar el daño ocasionado por obras que una de sus empresas cobró por adelantado y nunca entregó.

El enigmático empresario, máximo accionista del grupo inversor Promotora, había sido notificado de esa obligación el martes pasado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuando arribó procedente de Buenos Aires, donde está radicado desde el 9 de julio de 2007.

La inminente orden de detención contra Ahumada, que hasta anoche no había sido emitida, no tiene efectos legales sobre la concesión de Ateliers, que es una sociedad anónima y, al menos en los papeles, tiene como máxima autoridad al mejicano Luis Maurilio Fuentes Lemus.

"Los plazos están totalmente vencidos y no hay vuelta atrás. La única chance que tiene Ahumada para quedar en libertad es que pague en el mismo reclusorio, una vez que lo detengan", explicó Agustín Salgado, periodista del diario La Jornada que entiende en temas judiciales.

Causas pendientes. Desde que desembarcó en Talleres, en febrero de 2008, es la segunda vez que Ahumada es requerido judicialmente para saldar cuentas pendientes de su larga estadía de 32 años en tierras aztecas. El antecedente se remonta al 30 de mayo de 2008, cuando la delegación local de Interpol lo detuvo en Buenos Aires por una demanda de 16.769.000 pesos mejicanos (4.874.600 pesos argentinos) del empresario Roberto Zermeño, en el marco de una causa por presunto fraude en la operación de compra-venta del club León. Aquella vez, la Policía Federal informó que Ahumada fue detenido cuando salía de su departamento de barrio Norte, escondido en el baúl de un auto que manejaba Martín Vilallonga, ex presidente de Ateliers. Más tarde, un amparo le permitiría quedar en libertad.

Además de esa causa, que sigue abierta y aún no tiene sentencia, Ahumada afronta en la capital mejicana tres averiguaciones previas de la Procuraduría General. La primera de ellas se refiere a una presunta defraudación contra el municipio Álvaro Obregón, también por obras públicas; la segunda, a la posible comisión del delito de falsedad para imputarle a un tercero un delito; la tercera, a la probable alteración de un acta notarial, mediante la cual habría transferido la titularidad de una de sus empresas a su jardinero.

Hasta anoche no había certeza sobre el paradero del gerenciador de la "T", quien por la tarde mantuvo una breve comunicación con La Voz del Interior y se excusó de formular declaraciones. "Estoy en una reunión; llámame más tarde", dijo desde su teléfono celular y con un tono de voz que no denotaba preocupación. Ahumada no contestó a los siguientes requerimientos de este diario. En su entorno cordobés, mientras tanto, empezaban a especular con que, a falta de palabras, el portazo podría ser su última obra de gobierno.