El fantasma del descenso ya es cuco por barrio Jardín. Habían pasado 31 partidos hasta el del lunes por la noche contra Los Andes, pero la sensación de los hinchas era que el equipo iba a levantar y zafar de la temida pérdida de categoría. Sin embargo, el 1-2 en contra hizo que les cayera la ficha. La derrota ante un rival directo por la permanencia, como el Milrayitas, fue una piña al hígado para los hinchas, que ahora sí ven cómo está de complicada la situación.

Hasta el discurso de los jugadores de Talleres cambió. Ya quedaron fuera de circulación las frases del tipo “queda mucho” o “queremos zafar hasta de la Reválida” o “confiamos en nuestras posibilidades”. Post-partido con Los Andes, dos referentes en serio, como Federico Lussenhoff y Luis Salmerón, cantaron la justa: “Tenemos que ganar y rezar”, dijeron ambos sin saber quizá que se repitieron en la sentencia.

La palabra rezar se asocia al pedido de un milagro. Y por ese lado pasa la historia para Talleres en las seis fechas que quedan para el final del campeonato.

Hagamos un repaso al oscuro panorama del Matador.

Talleres está en zona de descenso, en el último lugar de la tabla, con tres puntos menos que Almagro, el otro equipo que estaría perdiendo la categoría. En Reválida por los equipos directamente afiliados a la AFA, quedó Los Andes. Por los indirectamente afiliados está en esa zona la CAI, que le lleva 15 puntos a la T.

O sea, cuando quedan 18 puntos en juego, Talleres no depende de sí mismo. Por ejemplo, si Los Andes suma nueve puntos y All Boys (hoy zafa de todo) cinco, serán inalcanzables para el equipo dirigido por Raúl Peralta.

¿Cuál es el escenario más favorable para Talleres? Que se desmoronen Los Andes y All Boys: los recién ascendidos dividen por menos cantidad de partidos y por eso restan muchas centésimas ante cada caída. Si Talleres, Los Andes y All Boys perdieran todos los partidos que quedan, descenderían Los Andes y All Boys. ¿Puede zafar la T de la Reválida? Debería ganar todo lo que queda y esperar que además de Los Andes y All Boys, también se derrumbe la CAI.

Rezar es la palabra de moda por barrio Jardín. No por gusto, claro. Y los que a fines de 2008 creían en el ascenso, cuando el equipo estaba segundo de la mano de Humberto Grondona, hoy no pueden creer cómo en cinco meses tuvieron que dejar los cánticos para reemplazarlos por plegarias.