Talleres ofreció su mejor imagen al final. Rodeando a Platense y atacándolo con tres delanteros, si se tiene en cuenta la posición de Lucas Wilchez recostado sobre la derecha, haciendo pesar su habilidad. El Talleres de Juan Amador Sánchez había llegado entero al final del juego. Con mucho aire, como si empezara a dar resultado ese trabajo de pretemporada en el que la idea era que el equipo abandonara esa imagen de los últimos partidos de la primera rueda se notó una gran merma física en aquel equipo de Humberto Grondona. Talleres pudo ganar el juego, pero también lo pudo perder. Sobre todo en el primer tiempo.

Todos los defectos. En la etapa de apertura, Talleres le mostró a su rival, todos sus defectos, como también le había pasado. Un medio con poca recuperación de pelota, una banda izquierda muy permeable, en la que Celso Esquivel, al quedar más adelantado, no fue volante ni lateral. Juan Pablo Rial, que jugó por ese costado, tuvo llegada permanente. Además, tampoco hubo abastecimiento para la dupla Cobelli-Salmerón. El hecho de que Valentín Brasca haya sacado 4 situaciones de gol en el primer tiempo, incluido el penal atajado, salvó a Talleres de un comienzo aciago.

Mejoró. En el complemento, Talleres llegó más. Pesó Wilchez por ambos costados, Alexis Cabrera se afirmó en la recuperación, Platense no pasó tanto por izquierda y la T dejó de ser equipo largo. Llegó más que su rival y pudo ganar sobre el final.