El partido comenzó con ambos equipos mostrando intenciones de ir al ataque de manera decidida con sus respectivas armas y, paradójicamente en esos primeros minutos Ver mas

El partido comenzó con ambos equipos mostrando intenciones de ir al ataque de manera decidida con sus respectivas armas y, paradójicamente en esos primeros minutos jugando once contra once, fueron los únicos en los que Talleres pareció estar en partido.

La temprana expulsión de Felipe Peña modificó el libreto inicial de River, que obligadamente tuvo que tomar recaudos. Inicialmente Enzo Pérez retrocedió para ubicarse como defensor central y Benjamín Rollheiser se ubicó como un cuarto volante para colaborar en la mitad de cancha.

River cedió algo de terreno y también resignó tenencia de balón, algo que Talleres nunca pudo resolver a su favor. Con un rival bien cerrado y ocupando todos los espacios, el equipo cordobés nunca pudo encontrar los caminos para generar peligro de manera sostenida.

Talleres solo logró arrimar riesgo con pases filtrados, siempre por el medio, por el carril central. No pudo lastimar por las bandas, ya que por derecha Diego Valoyes alternó buenas y malas, además de no estar preciso a la hora de definir las pocas ocasiones con las que contó.

Por el sector izquierdo Ángelo Martino lució bastante contenido, y una vez que el equipo estuvo con un jugador más en la cancha, tampoco pudo mostrarse como una opción para intentar desequilibrar en la ofensiva. En ese lugar de la cancha, el ingreso de Héctor Fértoli no fue una solución.

El elenco Albiazul no tuvo un jugador capaz de conducir el equipo cuando, el hecho de tener un jugador de más, le dio la oportunidad de pasar a dominar el trámite del partido. Talleres careció de ideas futbolísticas y cometió algunos errores que, este tipo de rivales no suele perdonar.