El entrenador de la “T” volvió conforme de Salta. Contra San Martín de Tucumán probó con variantes y el saldo fue positivo. Igual, sigue padeciendo los centros en su área.

El triunfo 2-1 del viernes de Talleres contra San Martín de Tucumán, en Salta, dejó saldos positivos para el entrenador Juan Pablo Vojvoda. Aunque haya sido un partido amistoso, el primero de manera formal de la pretemporada que llegó a su fin en el norte del país, deja tiempo todavía para seguir mejorando y ensamblando el equipo para lo que viene.

Por empezar, una cuestión que lejos está de ser anecdótica. Vojvoda le dijo a Mundo D en su visita del jueves al Hotel de la Liga salteña que en ese juego probaría variantes de sistemas y jugadores.

“Son estos los partidos en los que hay que probar. Son experimentos, que pueden salir bien o mal. Pero hay que probarlos” , dijo en esa charla. Y lo hizo el viernes.

El equipo no arrancó el partido bien, porque tenía que adaptarse en acción a un sistema de juego experimental y que, seguramente, no será con el que comenzará jugando en el calendario oficial de competencias del semestre.

Sólo lo había probado 50 minutos en una práctica de fútbol, contra San Antonio de Salta, equipo del Torneo Federal Regional Amateur. Pero con el correr de los minutos se fue asentando y con más razón después del empate parcial con el golazo del “Cholo” Guiñazú.

Cuestión de números

Talleres comenzó con un dibujo 3-5-2 o 3-1-4-2 si se toma a Guiñazú como el volante central más retrasado cuando el equipo tenía la pelota y pasaba al ataque. Y se transformaba en un 4-4-2 cuando “Leo” Godoy o el debutante Fernando Bersano –cumplió muy bien, pasó una prueba de fuego y la superó con creces– bajaban desde las bandas para colaborar en el fondo cuando el Santo tenía la bocha. Así, la defensa se reacomodaba con cuatro, con Tenaglia ubicándose como primer marcador central y saliendo de su rol inicial de stopper derecho.

Lo del medio también fue una apuesta de riesgo y que le terminó saliendo bien al DT albiazul. Cuando se inició el partido estaban casi en una misma línea Godoy (como un volante de banda y hasta a veces de extremo cuando pasaba al ataque), “el Cholo” como el “5” más retrasado, a su derecha Andrés Cubas con la indicación de auxiliarlo, a su izquierda Juan Ramírez y bien pegado a esa banda Bersano. Y adelante Sebastián Palacios por la derecha y Dayro Moreno como referente de área.

Vale destacar que cuando el equipo tuvo problemas en el primer tiempo, no fue por lo posicional ni como consecuencia del experimento táctico, sino porque reiteró una falla que es endémica en este equipo y que le cuesta corregir: las jugadas de pelotas paradas y los centros aéreos. No fue de otro modo que los tucumanos se pusieron en ventaja, tras un córner que Lucas Acevedo cabeceó en el medio del área de Herrera. Nadie lo vio proyectarse desde el fondo y cabeceó con libertad.

Los goles transformadores

Pero después, el golazo del interminable y cada vez más admirable “Cholo” obró como un pase de magia. Los goles tienen ese efecto balsámico y transformador, y más si se trata de un jugador como Guiñazú, que le pega al arco cada muerte de obispo. El capitán, con 40 años, volvió a mostrarle el camino al resto. Y el contagio fue inmediato. A tal punto que el equipo jugó con mucha tranquilidad, no se desordenó y con los cambios lució aún mejor.

Los ingresos de Leonel Rivas, Tomás Pochettino y Junior Arias fueron acertados por parte de un DT a quien siempre se le viene criticando cierta lentitud para disponer los cambios. El volante ofensivo de Rosario Central ingresó por un defensor: Araujo. El equipo terminó jugando de nuevo con tres en el fondo y arriesgando, yendo por más. Eso es muy destacable. Pochettino ingresó por un sorpresivamente opaco Ramírez y el “9” uruguayo por Dayro, quien a los 35 del complemento ya había echado el resto.

El gol del triunfo llegó en el mejor momento del equipo. Cubas, en una faceta de su juego que le salió mejor que la marca, le puso una gran asistencia a Arias y el delantero, a dos minutos de ingresado, definió muy bien.

Vojvoda ensayó, le salió bien y frente a un rival de Primera, que exigió al máximo a su equipo. Se fue de Salta conforme, porque vio que tiene alternativas y soluciones futbolísticas que no había podido implementar en el semestre anterior. Y con un triunfo, como siempre, todo se potencia de otro modo.