Se trata del 17° extranjero de la era Fassi y quien viene a terminar con la maldición de los últimos "9" del primer equipo albiazul. 

Dayro Moreno tenía al Atlético Nacional de Medellín bajo la suela de su botín derecho. Lo movía para acá y para allá. Como si fuera la redonda que tantas satisfacciones le había dado. Eran 57 goles en 90 partidos en esos dos años hermosos y soñados. El éxito le sonreía.
Era un intocable. En realidad, un jugador lo es… hasta que deja de serlo. Una pelea con su compañero Jason Lucumí hizo que tuviera que abandonar su zona de confort. Le cambió la vida, directamente.

Atlético Nacional le cortó el contrato y le pasó algunas facturas que ya tenía acumuladas por esa forma de ser extrovertida que lo hacía caminar por los límites disciplinarios.

Es más, hubo un DT que le cerró las puertas de los equipos a los que podía ir en el mismo fútbol colombiano.

“No me gusta Dayro porque a estas alturas de la vida, con los años que tengo para andar con un termo como un celador de las 8 de la noche hasta las 4 de la mañana todos los días para ver dónde está, de dónde lo saco... Esto ha cambiado mucho", dijo el entrenador Fernando Castro, al explicar por qué no quería que el jugador llegara al América de Cali.

Gestionó un permiso para entrenarse en el Once Caldas. Quería mantener la forma y asimilar lo que había pasado. Ninguno de los clubes grandes lo quiso. A veces, sos todo; otras, nada. Y viceversa. En el fútbol y en la vida.

Así, Dayro y sus formas se mudaron a la Argentina. Talleres les abrió las puertas al especialista, a sus goles y a su forma de ser. Con tanta determinación como la tuvo para descartar, por caso, a otros jugadores que podían llegar a tener una conducta complicada.

Es más, hay un reglamento que los jugadores se obligan a cumplir, en el que figura la prohibición de andar en lugares públicos a ciertas horas.

"Llevo 16 años de fútbol profesional colombiano y a mí nunca me había pasado una situación de estas, que un compañero me agrediera así dentro de la cancha, que me faltara al respeto, a mis principios, a todo”, recalcó Dayro.

Lo cierto es que como Talleres necesita un especialista como Dayro, apostó fuerte. La cuádruple competencia (resto de Superliga, cruce decisivo con São Paulo, Copa de la Liga y Copa Argentina) es más fuerte que todo.
Así Dayro pasó a vivir en el Mundo Talleres y con sus desafíos. 

“Se dio la oportunidad de venir a Talleres porque Andrés (Fassi) conoce a mi empresario desde cuando yo estaba en el Tijuana. Tuvimos una conversación y le dije que me gustaría venir. Me atrajo mucho la posibilidad de jugar la Copa Libertadores en este club”, dijo el atacante.

Moreno se transformó en el 17° extranjero que llega en la era Fassi y se espera poder dar la talla.

"Es un gran definidor", han dicho varios de sus compañeros a Mundo D, sobre el delantero y sobre cómo se mueve en ataque.

Aptitut y actitud

Dayro la tiene clara: sabe que tiene que aportar lo que ningún centrodelantero le ha dado a Talleres hasta el momento. Ni los actuales Junior Arias (cuatro goles en la Superliga), Brian Montenegro (cuatro partidos sin goles) y los pibes Marcos Arturia y Mauro Valiente.

Ni los que llegaron durante la era Fassi. href="https://mundod.lavoz.com.ar/futbol/talleres-y-la-maldicion-de-sus-ultimos-9" target="_blank">Algo así como una maldición para esos especialistas, que Moreno debe cortar.      

“Yo vengo a hacer goles en Talleres, quiero ser goleador. Es lo que hice en toda mi carrera” agregó.

Cuando fue consultado respecto de sus antecedentes de inconductas, comentó: “Me han contratado para hacer goles. Lo del pasado ya quedó atrás. Me sumo a este grupo con la expectativa de hacer las cosas bien y dispuesto a tener buenas actuaciones”.

Moreno es derecho y ha venido haciendo goles de todas las maneras hasta que se tuvo que ir de Nacional. Talleres volverá a tener dos extremos que necesariamente deberán tener la referencia de un especialista como él. Es rápido, tiene un buen cabezazo y también ha ejecutado penales y algunos tiros libres. 

Sin embargo, lo fundamental es su exquisita pegada, la que le permite colocar la pelota lejos del alcance de los arqueros rivales. Algo que lo llevó a jugar para la selección de Colombia. Por caso, la Copa América 2011, ante el equipo de Sergio Batista.

"Dayro es lo que yo calificaría como un delantero completo. Es rápido, hace buenas diagonales y en el área es letal. Es un muy buen definidor. Un goleador de raza. Tiene un gran temperamento. No quiere perder a nada y eso le ha traído problemas con sus compañeros. Pero tiene todas las condiciones, además de experiencia", comentó Daniel Molina, periodista de "El País", de Colombia.

"Ojalá pueda darle a Talleres los goles que necesita. Así podrá meterse en el bolsillo a la gente", dijo Humberto Bravo, goleador histórico de varios Talleres de oro.