En tiempo de descuento, Pablo Pérez mandó a la red un envió de Wanch0pe Ábila. El Xeneize fue más ante la T, que terminó muy metido atrás y se descuidó al final. Quintana, el gol para el Albiazul, que no perdía desde diciembre.

El choque de Talleres con Boca, con tinte de final porque el Xeneize le llevaba seis puntos y era la gran chance para la T de pelearle el título de la Superliga, terminó con triunfo sobre la hora del Xeneize por 2 a 1, con un gol agónico de Pablo Pérez que empujó a la red un envió de Ramón Ábila.

El puntero de la Superliga, que se encamina rumbo al título con nueve puntos de ventaja sobre la T, pasó al frente con gol de Walter Bou a los 28 del primer tiempo. Y la había empatado el equipo de barrio Jardín por Carlos Quintana, a los 47 de la etapa inicial.

Talleres fue un digno oponente y parecía que se traía un punto, pero terminó muy metido en su campo y un descuido al final lo dejó sin nada. También sin el invicto que ostentaba en este 2018.

Lo hizo Pérez, quien casi se pierde el partido por una carga muscular, y lo ganó con justicia Boca, porque fue el que más lo buscó. Para los Albiazules, la única llegada concreta fue la del gol de Quintana.

Talleres salió a jugar sin complejos y el round de estudio, los primeros 15 minutos, lo mostró bien parado, presionando arriba y con iniciativa, aunque sin llegadas profundas.

Boca emparejó y comenzó a desequilibrar por Pavón por izquierda. El delantero activó la primera de peligro con un derechazo, tras hamacarse por el costado, que dio en el travesaño de Guido Herrera.

A los 28 Kichán encaró y gambeteó a media defensa Albiazul, centro atrás y Walter Bou sólo debió empujarla para el 1 a 0. Más allá de la gran maniobra de Pavón, la jugada se inicia con una falta de Barrios sobre Araujo.

El líder del torneo terminó de justificar la ventaja parcial con un par de arribos, y cuando estaba más para el segundo, su fragilidad defensiva permitió que Quintana, en la última del primer tiempo, pusiera el empate ante la débil resistencia de Rossi.

En la segunda parte Boca retomó el control y mostró más protagonismo. Sin brillar, ya con Pavón menos incisivo y con Bebelo Reynoso amagando con tomar la manija. El puntero del torneo venía de días difíciles y se hizo evidente, por la impaciencia de su público.

Pero aún sin jugar en gran nivel, fue más que un Talleres sin llegada, que prácticamente no puso en situaciones francas a sus tres delanteros, y que extrañó el aporte ofensivo de Ramírez.

Más allá de algunas dudas de Herrera en la salida, y de un par de intentos de Bebelo, recostado por la derecha y con más protagonismo, el partido parecía encaminado hacia el empate.

El Mellizo mandó a la cancha a Wanchope y acertó. Y como contra Tigre, en otro triunfo agónico, el ex Instituto tuvo lucidez por devolver al corazón del área la última del partido y Pérez la mandó a la red con la rodilla, con el corazón.

Lo ganó un Boca casi campeón. Lo perdió un Talleres de gran campaña, para el elogio, al que le faltó un plus para discutir el título hasta el final con el Xeneize.