La paciencia. "El Pelado" esperó mucho para ganarse un lugar entre los titulares de Talleres. No pierde de vista el objetivo principal -clasificar a un copa- pero destaca la importancia de ganarle a Defensa para pelearle el título Boca.

En la noche del viernes, en el triunfo contra Atlético Tucumán por 3 a 1 en el Kempes, Carlos Quintana vivió su momento de mayor alegría desde que llegó a Talleres desde diciembre de 2015. Y no sólo porque convirtió su primer gol en la “T”, el segundo del equipo y que abrió el camino para el trabajoso triunfo. Es que a fines del año pasado, por propia voluntad, evaluó con la directiva del club la posibilidad de irse, al no lograr la continuidad que deseaba.

Lo que vino después ya es conocido. “El Pelado” arrancó como titular en el reinicio de la Superliga, relegó a Juan Cruz Komar en la zaga central, lleva siete partidos íntegros completados y se ha convertido en una de los puntos fuertes de la firme defensa albiazul, que ha logrado que a Guido Herrera sólo le hayan marcado nueve goles en lo que va del torneo.

“La verdad no me imaginaba este momento tres meses atrás. Me cambió todo muy rápido, más allá de que siempre trabajé y me esforcé para vivir un presente así. No veía cercano esto. No fue fácil, me costó mucho. Pero gracias a Dios se me está dando”, le dijo a Mundo D cuando ya estaba consumada la victoria contra el Decano.

No obstante, en ese contexto de alegría, se hizo inevitable preguntarle lo obvio, con el equipo a esa hora, a sólo cinco puntos de distancia del líder Boca Juniors.

–¿Es apresurado preguntarte si Talleres está para pelearle el título? En unos días más, tendrán que jugar con Boca en La Bombonera, con la posibilidad de descontarle tres puntos.
–El equipo está para seguir sumando y nuestro objetivo principal sigue siendo clasificar a una copa, pero la ilusión está. Vamos a tratar de llegar a ese partido con la mayor cantidad de puntos posibles y que el margen para Boca sea menor. Pero primero hay que ganarle a Defensa y Justicia, asegurarnos estos seis puntos como locales. Después se verá qué pasa La Bombonera.

–No quieren pensar demasiado en esa chance, por las dudas.
–No es eso. Lo que queremos es disfrutar de este momento, este presente del equipo. Es muy importante para nosotros en lo grupal. Es muy lindo vernos ahí arriba. Sí se llega a dar, bienvenido. Pero no podemos perder el foco de nuestro principal objetivo.

–¿Qué es lo principal que rescatás de este triunfo?
–Estoy muy orgulloso del equipo, porque cambió la imagen del primer tiempo para dar vuelta un partido muy difícil. Fue una muestra de carácter en un momento muy especial del torneo para nosotros. Fue un partido muy duro, hicimos un desgaste enorme. Nos dimos cuenta en el entretiempo que si queríamos darlo vuelta teníamos que cambiar. No habíamos jugado bien, como lo sabe hacer este equipo.

–¿Qué cambiaron?
–La actitud. Tuvimos muchísima actitud. Lo buscamos por todos lados y sobre el final llegó el premio, que creo fue merecido. Llegamos al partido dolidos porque no habíamos podido conseguir el triunfo contra Tigre.

–¿Te desahogaste al convertir el gol?
–Sí, claro. Es el primero que hago en el club. Hace rato que lo venía buscando y no se daba. Perdíamos 1 a 0 y todos teníamos que ir a buscarlo, porque atacar es la esencia de este equipo. Cuando ví que Juan (por Komar) bajó el tiro libre de Olaza, encaré para el arco porque podía quedarme la posibilidad de algún rebote. Después vino el centro de Aldo (Araujo) y por suerte pude desviarla para que entre. Además, yo venía de sacar una muy difícil en nuestro arco.

–¿Cuál?
–La de ese remate que me dio en el rostro y que impidió que la pelota entrara. La salvada me partió la cara mal (risas). Todavía me duele. Pero valió la pena. Si Atlético hacía ese gol se ponía 2 a 0 y el partido se nos hubiera puesto muy difícil para remontarlo.

La paciencia que tuvo Quintana para esperar su oportunidad y no desaprovecharla fue encomiable. Basta con observar las estadísticas. Antes del receso de la Superliga, sólo había jugado 108 minutos en lo que iba del torneo: 4 en el triunfo contra Lanús 5 a 2, 14 en la goleada frente a River Plate y 90 contra Colón. Hubo nueve partidos en los que ni siquiera ingresó. La historia cambió diametralmente después de la pretemporada en Salta. “El Pelado” lleva 630 minutos de continuidad, el factor determinante para que cualquier jugador alcance el pico de su rendimiento. Con 30 años cumplidos el pasado 11 de febrero y con tan poco espacio en el equipo debido a la consolidación de la zaga central Komar-Javier Gandolfi, era lógico que planteara su necesidad de jugar. Kudelka nunca dejó de tenerlo en cuenta y cuando vio que el rendimiento del ex-Boca decayó, le dio la chance que esperaba.