Se trata de "Esquina Popular", que tiene asiento en Villa Boedo. El central de Talleres siente preocupación por la desigualdad y la pobreza que percibe en el país.

Tiene sólo 20 años, una edad en la que, en el fútbol vertiginoso y de tiempos acelerados de la actualidad, un jugador ya debe estar preparado o jugando en Primera División. Pero también es una etapa cronológica en la que para la vida extrafutbolística se es muy joven y que le permite al jugador, encarar otras actividades.

Este es el caso de Juan Cruz Komar. El zaguero central, uno de los jugadores de Talleres que ayer viajó a Salta para continuar la pretemporada que arrancó el jueves, es un “rara avis” del fútbol. Tiene inquietudes sociales políticas, se preocupa por la desigualdad y la pobreza y milita, para combatirlas, en la organización popular “Esquinas Populares”, que tiene asiento en Villa Boedo.

Es una elección de vida del rosarino, un pibe instruido, sensible, lector empedernido y rockero. Un joven que entiende que la cabeza no es redonda como un fútbol y que tiene lugar para pensar, evaluar, reflexionar y actuar en consecuencia. Antes del viaje, Juan Cruz habló con Mundo D de su militancia y de los ejes en los que transcurre su vida, fuera de las canchas y los vestuarios.

–¿Qué es y qué hacés en “Esquinas Populares”?
–Es una organización barrial que trabaja en Villa Boedo y también en Villa Bustos. Yo milito en ella y participo en la escuelita de fútbol, pero también hay un taller educativo, un comedor, un merendero, un taller de género, una huerta, murga y zumba.

–¿Sos como una especie de “padrino” de la organización?
–No, porque somos muchos los chicos que la integramos. Yo soy uno más, sólo que tengo más exposición pública. Ellos tienen más tiempo que yo y se abocan a otras tareas. Sí soy la cara visible de la escuelita, porque entiendo que al ser conocido por el fútbol, los chicos se motivan e involucran más.

–¿La organización es de filiación kirchnerista?
–No. Es apartidaria, pero no apolítica. Está claro que hacemos política a través de nuestras actividades. La organización va por su segundo año. Yo empecé a militar este año y somos alrededor de 30 chicos. Nació como un apéndice de otra organización que se llama “Juntando sonrisas”. Varios de los chicos que estaban allí se separaron y fundaron esta nueva.

–¿Se nota mucho la pobreza?
–Sí, sin dudas. En Villa Boedo se sufre mucho la pobreza y la desigualdad. Y esto lo digo más allá de cualquier gobierno. Desde la organización, tratamos de dar nuestro granito de arena para combatirlas. Vemos cómo se le recortaron las asignaciones a mucha de la gente que las tenía para comer. Por eso se tuvieron que abrir varios comedores. En las escuelas se ha dejado de dar de comer. Muchos de esos pibes van a la escuela porque les dan un plato de comida. También incide mucho el tema de los despidos, de esos jefes de familia que se quedan sin laburo, porque viven de ese único ingreso. En el país está pasando lo mismo: hay problemas a la vista y muy grandes, con recortes importantes en sectores vulnerables, que son por los que más luchamos desde la organización y otras similares que se acoplan.

–¿Tenés tiempo para dedicarle a la escuelita de fútbol?
–Le dedico todo lo que puedo y me deja libre mi compromiso profesional con Talleres. En las vacaciones no estuve en Córdoba así que casi no pude estar con ellos. Pero en la última fecha del torneo, contra San Lorenzo, pude llevarlos al Kempes. Siempre vamos a estar agradecidos a Talleres, porque el club les cumplió un sueño. Son chicos de 6 a 14 años que nunca habían estado en el estadio. Antes del partido los hicieron entrar al campo de juego y quedaron maravillados. Sacaban fotos, se les caían las lágrimas. Yo pude estar un ratito con ellos. Fue una experiencia hermosa verles esas caras de alegría.

–Cambiemos de tema. ¿Qué esperás de la pretemporada en Salta? ¿Será distinta?
–No sé si hay pretemporadas distintas. Hay que hacerlas y poner lo mejor en cada día de trabajo, porque no sólo es hacer la base física para el resto del año. Es una etapa de entrenabilidad alta y de preparación, que también sirve para ir ganándose un puesto. Y seguramente nos relacionaremos más con los chicos que vienen de las inferiores, de la reserva y de los jugadores que se sumarán.

–¿En el torneo se quedaron con la ganas de entrar a la Copa Sudamericana?
–Conseguimos el primer objetivo y el más importante, que era el de quedarnos en la categoría, de manera cómoda. Lo logramos varias fechas antes. Después vino la frustración de no conseguir el segundo objetivo, que era entrar a una copa, porque todos estábamos convencidos de que estábamos para un poco más. Pero eso ya es pasado. Fue un mal trago. Trataremos de conseguirlo esta temporada. Apostaremos en terminar lo más arriba posible.

–¿Te alegró que Frank Kudelka siga al frente del plantel?
–Está bueno que Darío haya seguido como entrenador del plantel, porque se evita todos ese tiempo que demanda armar un grupo y conocerse. Todos ya sabemos cómo piensa y qué es lo que quiere para el equipo.