Ramis le hizo un gol a San Lorenzo y les sigue haciendo goles a los que no creen que pueda estar a la altura.

Existe en los hinchas esa mirada de reojo sólo porque es de acá, de la vuelta de la esquina, es el pibe de la cuadra, el que toma mates en la casa y no anda posteando fotos con modelos en Instagram y en Facebook.

¿Cómo puede ser el “9” un pibe que jugó en la Liga Cordobesa? Que lo admitan esos hinchas de Talleres (no todos, claro): les encantan los carteles que traen algunos refuerzos.

Las jugadas marketineras no toman en cuenta a un chico que usa brackets, va a los entrenamientos en el auto de un compañero y sale de la zona de camarines con un bolsito botinero tan chiquito que apenas caben esos smartphones nuevos que fascinan a las masas.

Ramis tiene 11 goles en 51 partidos en la T; nunca fue expulsado

Pero habrá que empezar a considerar que el changuito cara de buenito, que se la bancó con gesto de malo en las canchas de la Liga Cordobesa, ahí donde los suelos tienen más arena que el Coliseo Romano hace milenios, tiene con qué, puede ser el “9” de Talleres.

Ese es Victorio Ramis, el que hizo el gol que sacó del averno del Federal A a Talleres una siesta sofocante en Formosa de finales de 2015. Es que en Talleres hay situaciones que sofocan y a veces las solucionen están en el flaco de perfil bajo que está sentado guardando silencio en el coqueto vestuario de la Boutique.

Pasó con Emanuel Reynoso, otro pibe de Liga Cordobesa, sobreviviente a un disparo cuando le quisieron robar una moto, que no usa cadenas de oro y que tiene un corte de pelo de niño de escuela primaria. Ahora es la cara de los afiches y es el jugador del futuro del club.

“Bebelo” ya es una es marca registrada. Y hasta Pablo Guiñazú, el líder futbolístico, lo apadrinó. Ramis cuenta con menos mimos, al menos públicos. Los hinchas piden un “9” con nombre.

Se ilusionaron con lo del “Morro” García y eso que no vieron su silueta no pequeña en el Gigante de Alberdi. Ramis le hizo un gol a San Lorenzo y les sigue haciendo goles a los que no creen que pueda estar a la altura.

Ramis siempre tuvo hambre de gloria y por eso sueña con comerse el mundo... el Mundo Talleres.