Ascenso postergado. Talleres no pudo festejar su vuelta a 1ª. Chacarita, único perseguidor, le ganó a Estudiantes (SL) 1-0 y está a 8 puntos, a falta de 9 en juego.

Es así, la vida de esta vuelta. Es así, este Talleres que aún se come las uñas. Es así, la ansiedad. Y así es la pelota. Caprichosa. El cielo puede esperar, Talleres. Es una cuestión matemática, que por decantación terminará en ese tan ansiado ascenso. Está claro que “hay que jugar”.

Anoche, ese resultado tan esperado por los hinchas albiazules no pudo concretarse. Chacarita le ganó a Estudiantes de San Luis 1-0 por gol de Coniglio a los 12m del PT y eso le dio vida al Funebrero que para dar el batacazo tendrá que ganar todo lo que queda en juego y que, en esos tres partidos finales del torneo, Talleres no sume un sólo punto.

Claro, que se corte ese invicto, el único del fútbol argentino. Y que se termine esa feroz racha de 38 partidos sin conocer la derrota.

Pero, esto es así. Como los grones que se mandaron para la zona del Patio Olmos para esperar con la radio a la oreja, asomando por los bares de las inmediaciones y soñando con ese triunfo de Estudiantes que nunca llegó.

Pero, así es la vida Matador, la espera se da con ese hormigueo como el que tuvieron todos los jugadores, que vieron el partido en sus casas, sin concentración, sin juntarse o reunirse todos a la vez. Sólo guardados. Como el cuerpo técnico y con la promesa de la dirigencia de “ningún festejo programado”.

Así es la vida Matador, que te cobijaste en las filiales, en la casa de algún amigo, en el quincho de tu cuñado, para poner la tele y que crujan las brasas. O como ese bandón de Jesús María que compró bombas y luces y que tienen la promesa de hacer Jesús María-Ascochinga en bicicleta, con las camisetas y banderas albiazules y con la promesa de llegar para cumplir y descorchar otra vez.

Pero, así es la vida Matador. Así es la vida de este regreso tan esperado, 12 años, esos 12 años de esclavitud. Esa manera de sufrir en el ascenso. Esa forma de haber acompañado hasta este momento. Queda aguantar un cachito más, unos días más, porque el cielo puede esperar, Talleres.