Sabor a poco. El 0-0 frente a Independiente Rivadavia en Mendoza no fue un gran resultado, pero en la “T” le buscaron el lado positivo.

Semana tras semana, la sensación se intensifica. Los interminables 12 años fuera del círculo superior y la tremenda racha que lo pone a un paso de firmar el regreso, empieza a pasarle factura. En el Mundo Talleres, aunque no haya boca que se anime a decirlo, todos sienten que el boleto a Primera está asegurado y que esta vez no hay forma que manos ajenas se lo arrebaten. Es cuestión de tiempo.

Es que la ansiedad ante la cercanía del objetivo se los consume a todos y, después de un 0-0 ante un rival del fondo de la tabla, sacar el pie del acelerador no está mal. Sobre todo porque, al cabo de esta fecha, la distancia con los escoltas (Chacarita y Gimnasia) se redujo un par de escalones y los más conservadores se niegan a “festejar a cuenta”. Frank Kudelka, se sabe, no es precisamente uno de los abonados a contar los porotos antes de tenerlos sobre la mesa. Adherente sin carné al “paso a paso” que inmortalizó Reinaldo Merlo cuando dirigiendo a Racing enterró en 2001 una racha de 35 años sin títulos, el técnico albiazul es el más prudente y trata de hacer escuela con sus dirigidos y, también, con la prensa.

“Ahora hasta inventan páginas web para ver cuándo ascendemos. Por favor, ese no es nuestro estilo”, aseguró ayer el entrenador a la hora de enfrentar los micrófonos. Y a continuación les tiró una reflexión a los hinchas. “Hay una cuestión clara: a cualquiera que le hubiesen dicho que podríamos estar en esta situación (punteros con ocho puntos de ventaja), vendían hasta la casa. Pero nosotros seguimos con los pies sobre la tierra, nos tenemos que abastecer más de nosotros mismos, porque aparecen esas cosas que muchas veces pueden confundir”.

Kudelka no tira una sola especulación de lo que puede pasar en las próximas fechas. “Faltan cinco finales más de las 21 que nos propusimos. Quedan partidos duros, intensos, somos muy criteriosos a la hora de lo que pensamos y así lo expresamos. No hacemos tablas, no hacemos cuentas, no hacemos porcentajes…”, contesta el DT cuando algún periodista quiere insinuarle alguna posibilidad matemática. “Resta un campeonato de cinco fechas que debemos ganar de nuevo”, graficó el entrenador, aunque evitó mencionar que en ese torneo imaginario que él propone, su equipo llevaría un hándicap enorme. Claro, la frase era una arenga dirigida a sus dirigidos con una finalidad específica: evitar el relajamiento y el exceso de confianza.

Una máquina

Mientras tanto, la racha de imbatibilidad sigue su curso. Con el 0-0 ante Independiente Rivadavia, la serie se extendió a 36 partidos invicto, con 24 triunfos y apenas 12 empates. A casi 11 meses de la última derrota (0-1 ante Deportivo Maipú, en el Mario Kempes), el balance fuera de casa es impresionante: 24 encuentros sin caídas, con 17 victorias y apenas siete igualdades, sumada la de ayer. Desde aquel 1-2 ante Gimnasia de Mendoza (3 de diciembre de 2014) por la final del ascenso a la B Nacional con Guillermo Hoyos como DT, los muchachos de Kudelka siempre volvieron a casa con algún punto para sumarle a la tabla. Y el de ayer, por más que tenga sabor a poco, también computa.