Primero hay que saber sufrir. Venció 3-2 a Defensores de Pronunciamiento, rival que estuvo siempre cerca del batacazo. La T pasó a 32avos de la Copa Argentina. Mucho para revisar.

Pasó un tormentón que nadie imaginó. Como cuando hablás del chanta que no bancás: “Cayó piedra sin llover”. En épocas de temporales, Talleres tuvo una pedrea en el Kempes que no le dio tiempo ni a guardar el auto. Jugando flojo, con un nivel defensivo preocupante, la T apenas logró ganar 3-2 ante un digno Defensores de Pronunciamiento que jugó al borde del batacazo. Por este resultado (y había ganado 1-0 en la ida) el Matador accedió a los 32avos de final de la Copa Argentina. Después de “esa” tormenta, Nazareno Solís le dio al Albiazul la justeza de su clasificación con su empate y Aldo Araujo lo coronó.

Etapa tormentosa

¿Qué hizo Talleres para merecer ese PT que tuvo? Todo. Todo lo hizo el equipo de Kudelka. Lo bueno y lo malo. Lo fantástico por ese bombazo del pibe Reynoso y lo terrorífico por su laguneo defensivo. Nada hacía pensar que la T podría tener la endeblez, la ingenuidad de marca y la lentitud en su retroceso en un partido que parecía estar hecho a su medida. Pero, al fútbol ni el Barcelona gana a veces “sin despeinarse”. El primer golpe llego a los 8 minutos del PT, cuando un muy mal parado equipo dejó a Lautaro Robles en mano a mano con Caranta. El 11, con exquisitez envidiable, se la picó al 1 albiazul. El 1-0 duró poco. En cinco minutos el pibe Bebelo Reynoso, atorrante, irreverente, clavó una bomba al ángulo para la igualdad. Pero, lo peor de la T volvió. Y con sus fallas atrás se encontró otra vez en desventaja por otro golazo de Robles a los 22. Talleres concluyó esa etapa con el shock de dos cachetazos provocados por sus propios errores.

Capeó el temporal

En el complemento las cosas parecieron volver a su lugar. Nazareno Solís fue el paraguas frente a ese aguacero. A los 5, logró el empate que la T necesitaba para asegurar la serie en su favor. El 2-2 llegó justo después de un penal errado por Strahman a los 3. Lo que sí, el equipo de Kudelka “chapoteó” por demás. Poco fútbol, mucho ruido y correr contra la corriente o contra sus fantasmas. Talleres se había inundado de errores en demasía. Y eso lo fue pagando en un complemento que se le hizo también cuesta arriba. El “DePro” jugó con botas de gomas. Hizo mejor pie “sin presiones” aunque tampoco sin arriesgar demasiado. El humilde equipo entrerriano fue realmente un rival que se bañó de dignidad y que, a fuerza de ese Robles, del 10 Echagüe, de la garra de Bravo, se acomodó a la exigencia de la T. El elenco cordobés jugó atragantado hasta los 52 minutos del complemento. Allí fue Aldo Araujo que, como Klusener, entró en el complemento para aportar algo de esa claridad poco posible. La T coronó un 3-2 con su peso individual, sin sobrarle nada ante un Defensores que se supo pronunciar y le trajo pesados nubarrones al Kempes. Pasó la T, pero ahí nomás.

Costó un "perú"

No fue una buena noche para Talleres ni para sus hinchas. El Depro sorprendió más de una vez. De hecho, dos veces, porque estuvo en ventaja en ese número de oportunidades, para sorpresa de los jugadores Matadores, el cuerpo técnico que no entendía cómo podían llegarle de esa manera, y su gente que por un largo rato dejó de alentar para mirar con preocupación.

El final del partido, más allá de la victoria, dejó en claro cómo había sido el desarrollo del juego, de la mano de los protagonistas de la T que se fueron retirando rápidamente reconociendo que el rival se había plantado bien y que el albiazul había hecho varias cosas mal. “Fue un rival difícil, que se paró de una manera que nos complicó mucho, pero finalmente pudimos abrirlo. Nos costó mucho, hay que valorar que pasamos”, dijo un Gonzalo Klusener que ingresó en el inicio del segundo tiempo y mostró que se está recuperando.

“Estamos muy contentos por la victoria, más que nada por eso, pero nos costó más de lo previsto”, dijo uno de los favoritos de la hinchada y ovacionado incluso antes de empezar el partido por los hinchas, Rodrigo Burgos.

“Mucha felicidad porque pasamos a la otra fase eso es lo que hay que valorar”, dijo Eial Strahman, el goleador de la T. Y sí, eso hay que valorar. Pero para revisar, hay muchas cosas más.