No pudo ser. Talleres ganaba 1 a 0 y tiraba nieve loca, pero sobre el final Juventud Unida, en Gualeguaychú, empató y le arruinó el festejo.

“Duele perder así. Ahora hay que descansar y pensar en el próximo partido, que también va a ser duro”. El furcio de Rodrigo Burgos, la figura de la cancha, fue un fiel reflejo de la sensación que quedó en El Mundo Talleres tras la victoria que se le escapó ayer sobre el cierre en su visita a Juventud Unida en Gualeguaychú.

Con un calor insoportable hasta para los que no corrían dentro de la cancha, la “T” salió desde el comienzo decidido a buscar un triunfo que le hubiese permitido mantenerse en el lote de los punteros tras las primeras dos fechas.

Pero una polémica decisión del árbitro Ramiro López (juzgó como intencional una mano casual de Wilfredo Olivera) privó al equipo de Frank Kudelka de seguir con puntaje ideal tras su retorno a la B Nacional.

De todos modos, el aspecto numérico sigue siendo positivo para un Talleres que cosechó cuatro puntos sobre seis posibles en el inicio de un torneo que será corto y sin margen para grandes errores.

“Duele más porque nos empataron al último y pudimos ganarlo. Ahora hay que trabajar más pensando en lo que viene”, explicó Burgos, que se “comió” el mediocampo y hasta se animó a tirar un par de lujos.

“Por ahí tendríamos que mejorar un poco la tenencia de la pelota en los momentos claves, pero la cancha no ayudó, había muchos huecos”, explicó.

Sobre el calor, que obligó en un par de veces a detener el partido, Burgos señaló: “Fue pesado, pero tenemos que saber jugar con eso. Pudimos ganar, fue una jugada muy rápida, que si bien fue mano, para mí no fue intencional”.

Tras el empate de ayer, la “T” recibirá el viernes, en el Kempes, a Villa Dálmine: “Tenemos que hacernos fuertes de local. Hay compañeros que se están recuperando y nos serán de gran ayuda pronto”, cerró.

Además, si algún hincha de Talleres pensó que por la historia y jerarquía de los jugadores contratados este tipo de partidos iban a ser un trámite, se equivocó. Y al igual que ocurrió en los cotejos oficiales anteriores, al equipo le costó demostrar la enorme diferencia presupuestaria que tiene ante varios de sus rivales de turno.

Si bien hizo méritos como para ganar, el Matador pagó caro el quedo en la parte final del juego y terminó resignando dos puntos que puede lamentar hacia el final del torneo.

Pese a ello, tiene más de un motivo como para mirar al futuro con optimismo: convirtió una vez más, tuvo momentos de buen juego y todavía espera que se sumen a la formación inicial jugadores determinantes.

Además, sus hinchas, que ingresaron como“neutrales” al estadio, armaron su fiesta en Gualeguaychú, aunque colapsada con los miles de turistas que llegaron para el carnaval.

La bronca de Caranta

“La bronca queda por los dos puntos que se nos escapan. Les habíamos ganado el medio campo, pero al último se nos fue el triunfo. Tuvimos un volumen importante de juego, pero sin ser claros ante el arquero rival”, comentó, al final del partido, el arquero Mauricio Caranta.

“Esto es fútbol. Hicimos un gran esfuerzo durante 90 minutos. Pero en una cancha chica cualquier pelota parada te mete adentro de un arco. Por eso pasó lo que pasó”, agregó el exguardametas de Instituto.

“Estos partidos son difíciles de jugar por lo que plantea el rival. Yo creo que estábamos para superarlos y no pudimos”, concluyó Caranta, quien tuvo la chance de salvar el triunfo y estuvo a centímetros de contenerle el penal a Lenci. Esta vez, la gloria se le escapó de las manos.