Adentro. Le ganó 2 a 0 a Sportivo Las Parejas, con goles de Ramis y Strahman, y entró a la segunda fase con tres fechas de anticipación.

Ganó y entró al tetradecagonal, con tres fechas de anticipación. Al cabo, era lo más importante que se esperaba de Talleres ayer y lo consiguió. Si alguien pretendía que lo hiciera de una manera sublime desde lo futbolístico, arrollando a Sportivo Las Parejas y goleando, seguramente se habrá quedado con las ganas.

El de la fría noche del Kempes fue uno de esos partidos en el que resultado se impone a cualquier otro tipo de pretensión. Lo sabían los jugadores y el técnico Frank Kudelka.

La “T” no ganaba como local, tampoco jugaba como para hacerlo y era anoche, sí o sí, la circunstancia ideal para lograrlo y así conseguir esa tranquilidad que necesita. Y no porque internamente el grupo esté presionado ni urgido, si no porque la presiones en el Mundo Talleres son permanentes.

Suena increíble, pero es cierto. Talleres llegó al partido con seis puntos de distancia de su escolta y con un triunfo se aseguraba entrar al reducido que definirá el primer ascenso a la B Nacional, pero en la previa del juego, y en el mismo estadio, había quienes aseguraban que la continuidad de Kudelka al frente del equipo pendía de un hilo sino ganaba anoche.

Histeria

La histeria elevada a un límite exponencial, típica de un club en la que las urgencias corren en un bólido y la paciencia en un “fitito”. Por eso, cuando Victorio “Pipe” Ramis mandó a la red la asistencia perfecta de Barrionuevo, cuando faltaban 3 minutos para el final del primer tiempo, en el Kempes se percibió un hálito de desahogo.

Es que aún jugando con tres delanteros, tres “9” clásicos como Godoy, Velázquez y Ramis, el equipo no la metía y la impaciencia comenzaba a sentirse. Había mucho espacio sin cubrir en el medio, Barrionuevo no se había enchufado del todo en el rol de conductor y Sportivo, sólo con orden e inteligencia para contragolpear, logró inquietar a Ischuk y a encender una luz de alarma.

Ese gol de Ramis fue como un miorrelajante para los músculos y la ansiedad de todos. Encarar el complemento en ventaja le permitió al equipo administrarse mejor, frenar un poco el ímpetu, pensar más.

Y si bien no dejó de sufrir por algunas fallas que se repiten en el fondo y que obligaron Ischuk a pasar un par de sofocones consiguió, con el ingreso de Raymonda, “limpiar” el juego y quedar más cerca del segundo. Que llegó de una jugada colectiva bien hilvanada entre Barrionuevo, “el Patito” y Cháves, cuyo centro quirúrgico fue mandando a la red por la testa de Strahman, en la primera que tocó tras reemplazar a Godoy.

Ya está. Talleres ganó y está adentro del reducido. Ahora comienza un tiempo más tranquilo.