Venció a Gutiérrez en Mendoza. Barrionuevo desnivela siempre. Con juego y puntería. Ya tiene cinco tantos y es el goleador de un equipo que le sacó siete puntos al escolta.

Ezequiel Barrionuevo está atravesando su momento óptimo desde que volvió a Talleres. O, con más rigor, desde que logró sobrevivir al fracaso generalizado del torneo anterior y ser uno de los pocos jugadores a los que el presidente Andrés Fassi y el entrenador Frank Darío Kudelka decidieron mantener.

Si Talleres es hoy puntero e invicto de la Zona 2 y estiró su ventaja a siete puntos sobre su único escolta, Deportivo Maipú, es por varios motivos y no por uno en particular. Pero la presencia y altísimo nivel futbolístico que exhibe “el Indio” no es uno menor. Ayer, en Mendoza, volvió a convertir otro tanto, el quinto de él en lo que va del campeonato, y se transformó, casi sin quererlo, en el goleador del equipo albiazul.

De a poquito, en silencio, sin revolver el avispero y con el perfil bajo que lo caracteriza, se ha vuelto casi un insustituible, aunque Kudelka, para tener motivado a su plantel, nunca vaya a reconocer que siempre hay un jugador que está, por rendimiento, un escalón más arriba que otro o de otros.

Ayer, el volante ofensivo y delantero cruzdelejeño participó del primer gol albiazul (el de Velázquez), y de puro pícaro y oportunista metió el segundo con una contra de “ABC”: se fue 20 metros sólo con la pelota, la llevó hasta que pasó, desparramó al arquero Aracena y convirtió con un toque de derecha, a punto de caerse.

“Les dije a mis compañeros y a mi mujer, antes de comenzar el torneo, que este año iba a hacer un gran esfuerzo para convertir más goles. Por suerte se me está dando. De penal, con jugadas colectivas o en alguna individual como hoy. Pero acá lo importante es que están sirviendo para que estemos arriba, estirando la ventaja en puntos y con el equipo creciendo”, comentó Barrionuevo al final del partido de ayer, con un pie en el estribo del ómnibus que trasladaría a los jugadores de regreso a Córdoba.

–No perdonaste...
– Cuando me quedó la pelota, me dije que tenía que terminar el gol. Es cierto que quizá vino de un “regalito”, pero esta vez decidí hacer la individual y ser un poco egoísta. Varias veces me ha tocado poder haber definido yo y entregarla para que marcara otro compañero. Y tuvo algo de suspenso, porque logré tocarla al arco cuando me estaba trastabillando.

Y en referencia a la polémica jugada del penal que le habrían cometido y que él le reclamó al árbitro Mario Ejarque, Barrionuevo subrayó: “Fue penal, sin dudas. Ya había pasado al arquero y tenía todo el arco para definir. ¿Cuál hubiera sido el sentido de tirarme? Pero, bueno, ya está. Lo importante es que el equipo ganó y que hoy (por ayer) lo hizo en una cancha difícil y frente a un rival complicado”.

Y ahí quedó, respondiendo gentilmente a cada pedido de foto o de autógrafo, respetando a cada uno que se le acercara requiriendo de su presencia. Ese don de buena gente es el que también hace que “el Indio” sea tan querido y se haya convertido en un líder para un Talleres que lo necesita más que nunca.

La presión, la ventaja y el error

Radiografía. La “T” tiene esa virtud. Arranca bien sus partidos. Hay una media hora que se puede estirar un poco más en la que dispone de pelota y espacios, que son claves para desequilibrar. Por eso tiene un rendimiento del 70 por ciento, lo que quiere decir, que su diferencia la hace ahí. Es el de mejor rendimiento del Torneo Federal A.

No terminó bien. Ayer sus sociedades funcionaron cuando Talleres recuperó fácil la pelota. En el complemento, el equipo local cambió su táctica y el Albiazul debió golear. Sin embargo, esta vez, un error de Rodrigo López, le dio la posibilidad de resucitar con el penal ejecutado por el recién ingresado José Ortiz. Los ingresos de Jonathan Bay, Aldo Araujo y Eial Strahman debieron alcanzar para no sufrir. Pero igual terminó apretado hasta el minuto final.