Ganó por lúcido. En un simple movimiento, el del gol de Godoy, la “T” resolvió un partido complicado.

Un equipo es su juego y sus circunstancias. O se cree que debe ser así. Al menos, el que tiene que ser protagonista. A pesar de las limitaciones, propias y extrañas. Ayer Talleres tenía la chance de ratificar su recuperación. De mentirle a sus limitaciones y optimizar sus virtudes, que son bastantes, al menos desde la potencialidad.

Las otras barreras, las ajenas y a las que debía sobreponerse, estaban representadas en él campo de juego (malo y corto) y el rival.

Son y serán retos que acompañarán a Talleres. Pozos y ondulaciones sin igual, hacían que el equipo de Sergio Coleoni generalmente limitara su ataque. La primera opción fue el pelotazo para que Diego Martínez peinara al otro Diego (Martiñones) y estuvo cerca, ya que el arquero Alcaín alcanzó a manotear y la pelota dio en el travesaño.

Y perdió de vista que Ferro lo respetó bastante, hasta que se dio cuenta de que con la pelota podía dañarlo un poco más. Además de que Schenone no podía llegar a todas y los espacios a sus espaldas permitieron que Sepúlveda, primero, y luego Lencina, exigieran a Costa.

Entre el rapto de audacia para ganar y el miedo a equivocarse, Talleres parecía quedarse con la última opción. Los ingresos de Marcos Godoy por Álvarez y el de Gabriel Carabajal por Martiñones ofrecieron algunas esperanzas de que el par tido cambiara para el Albiazul, que tuviera sentido sumar tres delanteros arriba y que esa presión de Schenone ofreciera algo más que poner de espaldas al doble “9”.

A los 33 minutos el volante uruguayo trabó un pelota en el medio de la cancha y puso de frente al arco a Godoy, quien con un remate cruzado anotó el 1­0 final.

Así, en ese simple movimiento, Talleres resolvió un juego que en varios pasajes se le complicó.

Y terminó ganando el partido porque, al menos por esta vez, fue más lúcido. En el cambio y en la forma de aprovechar la circunstancia.

Es simple: de frente al arco, siempre valdrá más que hacerlo de espaldas a los tres palos.