Con la detención de los jefes de la barra brava de Talleres por el homicidio en el parador de Villa Carlos Paz, se reactualiza el compromiso de dirigentes, empresarios y políticos, con grupos de presión / La historia de una fundación con actividades complejas.

“En la cancha, somos el Estado dentro del Estado. ¿ Está mal, está bien? No sé, pero es la realidad. La barra de Talleres son 1.000 hinchas (serían alrededor de 2.500); hay que tener espaldas para controlar a esa cantidad. Nosotros manejamos 14 barrios”.

“Los políticos son unos hipócritas, hablan de los barras, esto o aquello, pero después nos llaman siempre”.

“Nosotros sólo tenemos el estacionamiento (del estadio Mario Kempes), que se lo damos a 40 de los nuestros para que hagan una moneda. Organizamos los viajes, pero no para hacer plata, sino para darle seguridad a la gente”.

“Al club y al plantel no le pedimos nada. Vivo en la casa de siempre y tengo remises; ese es mi medio de vida. Si tuviera la mitad de lo que tienen los capos porteños (jefes de las barras bravas), sería millonario”.

Estas definiciones, polémicas y a las cuales puede cuestionarse por inverosímiles, fueron realizadas al diario deportivo Olé el pasado 27 de junio por Carlos Martín Pacheco (38), je fe de La Fiel, uno de lo s detenidos y acusados de homicidio por la muerte del joven Jhonatan Villegas (21), el domingo 24 de noviembre en un parador de El Diquecito, en Villa Carlos Paz.

El reportaje al barrabrava nacido en Villa El Libertador, hijo de un policía retirado, con una planilla prontuarial que es expresión de una vida violenta, paradójicamente se realizó en el Congreso de la Nación, donde los conductores de la barra brava de Talleres fueron invitados de honor en la jornada “Paremos la pelota”, un mes después de que recibieran una plaqueta en la Legislatura de Córdoba en mérito a su lucha contra la violencia en el fútbol. El acto en el recinto del Poder Legislativo de Córdoba fue promovido por el legislador justicialista Carlos Alesandri, en ese momento titular provisorio del cuerpo.

El parador donde se cometió el asesinato, ubicado en el lote 2 manzana 447 de barrio El Diquecito, es sede de la Fundación Fiel, organización no gubernamental (ONG) cuya personería fue aprobada el 26 de diciembre de 2012 por resolución firmada por Ana María Becerra, subsecretaria de Asuntos Registrales de la Dirección de Inspecciones Jurídicas de la Provincia.

El trágico episodio por el que hay seis personas detenidas no hizo más que desnudar el verdadero perfil de los barrabravas del club de barrio Jardín y los negocios que se esconderían detrás de lo que es una fundación sin fines de lucro, con un ambicioso objeto social y actividades propuestas en el estatuto que no se habrían cumplido.

Las autoridades de la Fundación Fiel son Darío Cáceres (presidente), Carlos Martín Pacheco (secretario) y Federico Andrés Torres (tesorero). Los dos primeros permanecen detenidos y acusados del homicidio de Jhonatan Villegas.

La misma imputación pesa sobre Marcos Castillo (apuntado como el autor material), Rosendo “el Verde” Álvarez y Adrián Pacheco.

Yolanda Sara López, madre de los hermanos Pacheco, es considerada la instigadora y a esa figura penal se agrega el robo de un celular a un policía que el día del crimen estaba filmando el ataque de los barras a Jhonatan.

Sugestivo. Llama la atención que se hayan aprobado los estatutos de la Fundación cuando Carlos Martín Pacheco tenía un sinnúmero de antecedentes por amenazas, amenazas calificadas, coacción, lesiones, violación de domicilio, encubrimiento y una condena a tres años de prisión por tenencia de estupefacientes. Las víctimas de su accionar violento fueron mujeres.

La historia de La Fiel está empañada por varios crímenes y hechos violentos. El actual intendente de la ciudad de Córdoba, Ramón Mestre, fue uno de sus fundadores. Los inicios fueron de jóvenes hinchas de clase media y media alta, pero con el correr del tiempo el pequeño grupo fue mutando. “Tuvieron que recurrir a pibes marginales para alentar o meter presión”, sostiene Juan Fernández Alé, abogado de La Fiel durante varios años.

La barra pasó a ser manejada por personajes extremadamente violentos. Ya en 2006 los de La Fiel fueron acusados de matar a Matías Cuesta, un hincha de Atlanta, de 18 años.

“Hace cinco años, el jefe de la barra era ‘Nacho’ Villaseca. Fue a asaltar un quiosco para hacer una bandera y cuando estaba robando, desde la calle lo vio el policía Pedro Amaranto, que hacía adicionales en la zona. ‘El Nacho’, que era muy pesado, saltó por la ventana del quiosco y escapó, el policía le disparó de atrás y la bala que mató a Villaseca le entró por la nuca y salió por la cara”, dice Fernández Alé.

El policía fue sobreseído, pero Fernández Alé apeló y ahora será juzgado por exceso en la legítima defensa. “Cuando sepultaron al ‘ Nacho’, envolvieron el cajón con una bandera de Talleres. La conducción de La Fiel quedó acéfala, porque David Villaseca, hermano del ‘Nacho’, cayó preso y fue condenado por homicidio.

Entonces asumió Walter ‘Kiko’ Flores, muy vinculado a (Carlos) Ahumada (exgerenciador del club). En esa época, La Fiel anduvo muy bien porque respondía a Ahumada, que es millonario; fíjese que en el cumpleaños de 15 de su hija trajo a Maná para actuar en la fiesta. Mantener el avión particular que tiene le cuesta miles de dólares cada mes. Ahumada les daba entradas, les bancaba los ómnibus para que siguieran al equipo a todas partes”, cuenta el abogado.

Hoy habría unos 2.500 carnés de socios obtenidos por los barrabravas, lo cual podría tener influencia el día en que se realice alguna elección en el club. “Hay seis mil empadronados y el que tenga esos 2.500 votos corre con el caballo del comisario”, coinciden antiguos dirigentes.

El titular del Fondo de Inversión que administra el club Talleres, Rodrigo Escribano, da su versión sobre el tema. “Empadronados no están. Además, cómo les voy a dar yo los carnés, si se trata de un trámite personal; hay que llevar la foto para hacerse socio, y pagar la cuota. Y para empadronarte, tenés que ir personalmente. En el empadronamiento, entiende el juez de la quiebra”.

Las elecciones de la entidad albiazul están pautadas para mayo próximo y allí se verá el destino de esos carnés supuestamente en poder de los barras.

Desde hace un par de años, el abogado de La Fiel es Alfredo Chiocca, quien prefiere callar antes de hablar de los supuestos negocios de la barra brava. Sólo menciona los estacionamientos y las entradas que manejan, y admite que se movilizan para algunos políticos.

Otro de los cabecillas de La Fiel que tiene problemas con la Justicia es Sergio Busso, más conocido como “Tomatón”, sobre quien pesan dos investigaciones por homicidios y goza de la libertad porque así lo dispuso un juez de Control.

En su momento, La Fiel y Las Violetas, la otra barra de Talleres, mantenían buenas relaciones. Pero llegó el momento en que los de La Fiel, que viven en Villa El Libertador y barrio José Ignacio Díaz, con el apoyo de dirigentes y de la propia Policía, echaron a los de Las Violetas del estadio.

Ese incidente le costó el puesto a “Kiko”, quien mantenía buenas relaciones con los hermanos Gatto, jefes de Las Violet as. L a conducción de La Fiel volvió a mutar y hasta ahora la conducían tres de los que hoy están presos por el asesinato de Jhonatan Villegas.

Ahora se viene la pelea por la sucesión de los jefes. El día que recuperen la libertad los Pacheco, habrá una nueva conducción. El que suena por estas horas es “el Negro Bananata”, muy amigo de Darío Cáceres, el presidente de la Fundación La Fiel, también detenido por la muerte del chico Villegas.

Una de las cosas que dijo Carlos Martín Pacheco (uno de los barras argentinos que fue deportado de Sudáfrica durante el último Mundial de Fútbol) en la entrevista publicada en Olé, fue que los políticos eran unos “hipócritas” porque siempre los llaman cuando los necesitan. Y los hechos así lo demuestran. La barra brava ha trabajado para distintos dirigentes. Sus integrantes cobran una tarifa y participan de actos políticos, sin importarle demasiado el partido o el dirigente al que van a aplaudir. En su momento, la concejala Olga Riutort fue nombrada “madrina” de La Fiel.

El legislador Carlos Alesandri seguramente tuvo una idea de la que ahora se arrepiente. Tiene que ver con aquel 22 de mayo de este año, cuando organizó un homenaje a La Fiel en la Legislatura “por su aporte en la lucha contra la violencia en el fútbol”.

La historia de La Fiel está signada por un sinnúmero de hechos violentos y delitos.

Hay unos 2.500 carnés de socios en poder de La Fiel. Esto sería determinante para una elección en el club. Se asegura que Talleres tiene unos seis mil empadronados en condiciones de votar en comicios de renovación de autoridades; luego, el peso de la barra es clave. Ahora se viene la pelea por la sucesión en la jefatura de la barra. El hecho es preocupante.