El arquero de la primera local de Talleres, con 20 años es una de las figuras del club de Barrio Jardín. Atajó en España, viajó por el mundo y hoy espera dar el gran salto.

En los pasillos de Barrio Jardín lo señalan como el futuro custodio de los tres palos albiazules. Desde hace nueve años, Franco Nieto sueña con defender la valla de Talleres, el club de sus amores donde realizó inferiores y hoy se da el lujo de atajar en la primera local.

Con 20 calendarios en su haber, sabe que el tiempo que se avecina es clave: o es ascendido al plantel superior -contrato mediante-, o su anhelo se verá truncado y deberá buscar suerte en otro equipo del fútbol grande.

“Todavía faltan un par de meses, así que estoy tranquilo”, tira el exarquero del Pío X, institución con la que disputó las ligas intercolegiales de Lifi y Lifus. Asimismo, la meta de alcanzar lo que su gran ídolo logró está intacta: “Me encantaría poder ser como (Mario) Cuenca, que fue un grande en el club”.

Bajón. Como una trampa del destino, una lesión lo mantiene alejado de las canchas desde el 27 de julio, cuando en el partido preliminar del amistoso entre Talleres y San Lorenzo se lesionó un dedo de la mano después de tapar un mano a mano: “Fue una patada que me quebró el dedo. Me operaron el 16 de agosto y ya me estoy recuperando bien. Si todo sale bien, en dos semanas voy a estar para volver a atajar”.

- ¿Qué fue lo más lindo que te dio esta actividad?
- Tuve la suerte de atajar en el “viejo” Chateau, donde uno siempre soñó jugar desde chiquito, y de viajar por varios lugares. Jugué un año en España, en un equipo de Barcelona que se llama Fundación Marcet. Conocí Suiza, Perú y gané mucha experiencia.

- ¿Cuándo supiste que tu puesto estaba en el arco?
- En el colegio, con el Pío X, y después en Talleres.

- ¿Y en el barrio?
- (risas) Me hubiera gustado tener campeonatos barriales, pero no pude. Siempre viví a metros de La Cañada, así que me los perdí.

Apasionado. A Nieto no le gusta hablar del fútbol como un sacrificio, pese a que dedica largas horas a esta actividad. “Soy fanático del fútbol, medio maníaco. Me despierto y me acuesto pensando en fútbol, pero el que lo practica sabe que no hay nada más lindo que jugarlo”. Así, con el corazón y la mente hechas pelota, Nieto espera agazapado su gran oportunidad.

Tiene banca. Desde este año, el club le aporta una beca que lo ayuda a bancarse su carrera. Además, una marca deportiva local le suministra los guantes para poder atajar. “Me las rebusco con esto que me dan, que para mí es muy importante porque antes no tenía nada”, indicó Nieto.