No levanta. “Vamos a hablar con los dirigentes y ver qué es lo mejor para Talleres”, dijo Sialle.

Se sabe que Arnaldo Sialle es hombre de pocas palabras, pero claras. Hasta a veces parece parco, pero su discurso, por lo general, no admite dobles interpretaciones. Sin embargo, ayer, cuando terminó el partido en Garupá, sus palabras no resonaron tan convincentes. “La respuesta anímica del equipo fue mala y preocupante”, dijo “Cacho”. Y lanzó el verbo “preocupar”, que siempre trata de no pronunciar.

Hasta ahora, y desde que llegó a Talleres, siempre dijo que las dificultades futbolísticas lo ocupaban, y no lo preocupaban. Y aquí reside la clave principal de lo que le sucede a Talleres: hay un problema anímico en el plantel, de falta de respuestas y de convicción, que se traduce en la cancha y al que no puede hallarle solución. Y que ahora sí le preocupa.

El tema viene de arrastre y el DT lo había admitido tras la caída frente a Brown. Pero cuando a sus jugadores les consultaron por el tema durante la semana, lo relativizaron. El argumento fue: “Nos falta ganar un partido y todo terminará. En el último Argentino A pasado también comenzamos así”.

Uno se resiste a creer que, salvo que el mensaje de un DT sea transmitido en hebreo, sea tan complicado como para que no se lo entienda. Y menos en el caso de Sialle, un DT de discurso corto, sencillo y directo. Esto es fútbol, no semiótica.

Entonces, hay algo que no cierra cuando “Cacho” afirma, como ayer, que “hay que levantar el ánimo de los muchachos y esa es mi responsabilidad”, sin explicar por qué le pasa eso a un plantel al que no le falta nada, está bien pago y respaldado por los dirigentes. Hay una zona oscura de la que no emana claridad y cuyos motivos sólo él, y sus jugadores, pueden dar una explicación.

A simple vista, no aparece. Pero lo que sí irrumpe a la vista es que su equipo no tiene alma, determinación ni convicción. Pero no sólo eso: desde lo futbolístico tampoco se vislumbra un perfil definido. Sin ideas, sin sorpresa, sin plan B, previsible por donde se lo mire, Talleres es una sombra del equipo decidido, potente, arrollador, que supo ser en el Argentino A.

“Vamos a hablar con los dirigentes esta semana y ver qué es lo mejor para Talleres”, respondió con pocas ganas cuando se le preguntó si el partido del próximo domingo frente a Spor tivo Belg ra no puede ser una bisagra para su continuid ad. Hast a ahora, “Cacho” ha tenido siempre el apoyo férreo de Rodrigo Escribano, el presidente del Fondo de Inversión, y de Maximiliano Salas, el gerente deportivo. Pero también es cierto que nunca debió sortear una situación complicada como la presente.

Y serán las próximas horas las que marcarán si esto sólo se trata de un mal momento anímico que repercute en lo futbolístico. O si hay algo más que los protagonistas se guardan.