La T empató al final por Klusener, luego expulsado. Cuevas había marcado el 1-0.

Era como para meterse en la cueva. Perdía Talleres, por un golazo de Cuevas. Lo empató porque mejoró en la segunda mitad con Carabajal y por derecha desequilibró hasta que Klusener, derecho para el gol, consiguió el 1 a 1. Faltó final y el empate con el mezquino Douglas de Merlo no se modificaría. Gusto a poco, y encima con Klusener expulsado.

A Talleres le costó horrores desactivar el perímetro defensivo de Douglas, donde Gioda hacía guardia por arriba y abajo, y Jaime no se fugaba del medio y cortaba el transporte del Tin Díaz, discontinuo, y a Leyes, otra vez impreciso con la pelota. En eso andaban los albiazules, tratando de enconcontrar el resquicio, cuando Douglas salió de la cueva nomás y a los 21 armó una contra perfecta, tres contra tres y con Mazza habilitando a Cuevas para que definiera desde fuera del área por sobre Aguiar. Golazo, una Mazza.

Y mazazo para Talleres, que debía remontar ante un rival especialista en meterse atrás. Más allá de repetirse en centros, presa fácil para la zaga visitante, la T fue empujando y en un tiro libre frontal probó Vega y su disparo dio en la parte externa de la red.

Es cierto que en otra contra se lo perdió Mazza, pero la más propicia fue de Talleres, en el final de la etapa, cuando Sánchez Sotelo demoró como no lo hizo ante San Lorenzo y Álvarez le abortó el empate. La promesa de gol, de fútbol, tenía como depositario a Carabajal y el Gaby salió de la penitencia con Douglas cada vez más refugiado atrá. Sobre todo cuando Orfano lo dejó huérfano por su infantil expulsión. Y la T iba con Salmerón por un Sánchez Sotelo sin gol, y de nuevo con tres atrás con Fredrich por Shaffer. Plano inclinado, con Barrionuevo y Carabajal desnivelando por derecha y por derecho propio. Por ese costado tenía que llegar, por el acierto de Sialle y el desequilibrio de Carabajal.

Barrionuevo abrió el surco hasta el fondo, se la puso en la cabeza a Klusener y el goleador no falló. Era 1 a 1 y con diez minutos infernales por delante, con asedio total, pero en el pergamino quedó inscripto el empate.