Los albiazules consiguieron ayer el tercer ascenso de su historia. Los dos anteriores fueron ante equipos cordobeses y para volver al Primera División. El de anoche, el primero ganado ante un rival no cordobés, lo deposita en el segundo escalón del fútbol.

Fue la de final más holgada y previsible, pero también la de mayor desahogo. De los tres ascensos conseguidos por Talleres en AFA, el de ayer fue, quizá, el que trajo mayor alivio. Es que salir del “infierno” que representó para los albiazules su paso por el Argentino A, bien puede competir con los anteriores ascensos a Primera División y postergando sueños de adversarios de toda la vida.

La “T” cristalizó ayer el panorama favorable previo, que lo dejaba, de antemano, con un pie y medio en la B Nacional, un contexto diametralmente opuesto al de sus dos anteriores consagraciones, en que debió imponer condiciones en finalísimas cara a cara y ante rivales con argumentos más que suficientes para discutirle el boleto.

Dos alegrías inmensas
En 1994, sólo un año después del primer descenso de su historia, Talleres se cruzó con Instituto en una final que, además, marcó récord de recaudación para el fútbol cordobés: 873.335 pesos en el juego decisivo (igual cantidad en dólares según cotización). Fue empate 1-1 en el partido de ida y 3-1 en la revancha, para un rápido regreso tallarín al círculo superior.

“Talleres volvió a los domingos”, tituló La Voz del Interior, una frase que ya comenzaba a perder vigencia por la irrupción de los televisados que cambió el histórico calendario del fútbol de Primera División.

Su paso por el fútbol grande fue tan efímero como su anterior estadía en la B. Consumado un nuevo descenso en 1995, los de barrio Jardín necesitaron tres finales para volver a Primera. Las dos primeras fueron enormes frustraciones ante Huracán Corrientes, primero, y Gimnasia y Tiro de Salta, después. La tercera fue la vencida, ¡y cómo!

El 5 de julio de 1998, ante Belgrano, en el denominado “clásico del siglo”, los de Ricardo Gareca ( había “plantado” a los albiazules antes del octogonal del año anterior para irse a Independiente) consiguieron un histórico ascenso por penales. Habían ganado 1- 0 en el partido de ida (gol de José Zelaya), y se imponían 1- 0 en el desquite con tanto de Daniel Albornos. Sin embargo, la “B” se lo dio vuelta sobre la hora y forzó los penales. Con los hinchas de ambos equipos “infartados”, Talleres tuvo mejor puntería y se quedó con la grande. Talleres era otra vez de Primera, el mismo objetivo que empezará a buscar desde la próxima temporada.