El 21 de abril, el arquerito chocó con un compañero, salió de dos paros gracias al médico Escrivá, pero fue a terapia por la conmoción cerebral. Ayer le dieron el alta y el lunes vuelve a entrenarse.

“Gracias a Dios y la Virgen hoy (por ayer) fui al hospital y me dieron el alta médica. El lunes empiezo a entrenarme. Feliz de la vida y agradecido al médico Mauricio Escrivá, que me salvó la vida”.

Un puñado de palabras de Rodrigo Valdez, el arquero de la división local de Talleres, parecen dejar atrás un momento difícil. Es que el 21 de abril pasado, en pleno partido con Escuela Presidente Roca, Valdez chocó con un compañero, y si bien salió de dos paros respiratorios gracias al médico albiazul, debió ser internado por la conmoción cerebral determinada por el golpe. Ese que hizo sufrir a todos.

“Fueron dos días y medio en terapia intensiva y a sala común. Se me hizo un coágulo, pero fue chiquito. Ya pasó. Ahora no veo la hora de volver a entrenar y a jugar. En este tiempo recibí el cariño de todos. Leandro Requena me regaló un buzo, Juan Pablo Rezzónico me visitó siempre, como el mánager Maximiliano Salas y mis compañeros”, recordó “Dumbi”.

“Cuando cayó al piso sufrió convulsiones por el choque de cabezas con un compañero. Tuvimos que reanimarlo dos veces. Luego, se despertó. Al no venir la ambulancia, decidimos llevarlo desde la cancha (Escuela Presidente Roca) al Hospital San Roque. Estamos muy felices de que se haya recuperado”, dijo el médico de la “T”.

De Belgrano a Talleres. Valdez, quien cumplirá 18 años el 7 de septiembre venidero, tiene una historia bastante particular. “Yo salí de Las Palmas. De los 9 a los 14 y luego fui a jugar a Belgrano. Estuve dos años y no pude seguir porque no arreglaron el préstamo. Algo similar me pasó en Instituto, donde estuve en febrero. Desde ese mes pasé a Talleres donde juego”, contó Valdez, quien está cursando primero, segundo y tercer año en el Colegio Brigadier San Martín.