El goleador. Román Strada le sacó provecho a un equipo inspirado y marcó dos goles. La trama desconocida de una tarde que tiene indicios de haberse escrito en el pasado. Datos contundentes.

La historia de ayer en el Mario Alberto Kempes estaba escrita hace tiempo. Era cuestión de buscar en los pliegues de las páginas desparramados en la Feria del Libro. Ahí estaba la verdad. Y, entre tantas novelas, diccionarios y enciclopedias, uno conservaba los designios de la victoria de Talleres por 3-1 ante Sportivo Belgrano. El Manual Strada, en manos de un tal Marcos, tenía todo detallado. Está compuesto por tres capítulos salvados de la lluvia y el viento. Son Historia, Geografía y Filosofía donde se reúne la trama de un pasado hecho presente.

Historia. Los sucesos indican que Román Strada metió dos goles ayer. A los cinco minutos del primer tiempo sopló una asistencia de Sáez. Después, a los 20, definió genial por arriba del arquero. Pero el ex Alumni empezó a convertirlos mucho tiempo atrás. Basta con revisar el Manual Strada. Un inciso señala que el 23 de marzo de 2009 marcó el gol del triunfo en la final de la Liga Provincial jugando para Matienzo de Monte Buey.

Sí, el futbolista de 24 años volvió a ser protagonista ayer en el Kempes como aquella vez. Otra de las ¿coincidencias? es que Strada repitió al convertirle a un elenco con camiseta verde. En aquella definición Provincial, el rival herido por el futbolista fue Las Flores, cuyo color de camiseta incluye el verde. Sportivo Belgrano se vistió del mismo color. Creer o reventar.

Pero si usted todavía duda, hay, a lo largo del libro, un argumento transversal e indiscutible. El testimonio aportado a un diario llamado Día a Día por parte del protagonista. Según sus palabras fieles, expresó: “En el año 2009 jugué la final del Provincial y marqué un gol. Hoy (por ayer) cuando hice el primer me acordé de esa tarde. Es algo increíble, ¿no? Pareciera que la historia se repite”.

Geografía. Es otro de los puntos clave que tiene el Manual Strada. Contiene, quizá ya borrosa, la certeza de haber una reincidencia del espacio físico donde se dieron los hechos. Cuentan que el escenario fue modificado por un evento internacional y que, tiempo atrás, le cambiaron el nombre por un notable jugador llamado Mario Kempes. Poco importa. Los lugares pueden cambiar su rostro pero jamás el pulso.

El gol convertido por Román Strada a Las Flores (revisar el capítulo de Historia) fue en el arco cercano a la popular norte. Ayer, las dos conquistas se dieron en el mismo sector. Sólo que ahora no se encendió el Autotrol, sino una pantalla de máxima tecnología. Y, algunos testigos se animaron a confirmar un dato insólito: el Daniel Willington aplaudió debajo de todas esas almas donde hicieron pie. Esto confirma que Strada sabía los caminos para llegar al grito. Lo tenía todo planificado.

Filosofía. Refleja la mentalidad del futbolista y su perseverancia. Al pie de página del texto lo explica Román, también al diario antes mencionado. “Una vez vinimos a jugar a este estadio. Antes de salir a la cancha, un arquero nos dijo: ‘Dejen la vida. Piensen que en el futuro ustedes pueden volver a jugar en esta cancha pero con una camiseta de un gran equipo’. Esto se constató ayer. Strada se calzó la camiseta de Talleres y marcó sus dos primeros pepas en el club.

Al caer la tarde, los micrófonos fueron a su encuentro. Respondió con mesura. Sin agrandarse.

Nadie sabía que en el Manual Strada la historia ya estaba escrita. Y el pasado hecho presente.

Pereyra la dejó chiquita

Talleres le pregunta a qué va a jugar. Sí, sus compañeros, el equipo, la gente, Bianco, todos esperan su decisión. La gambeta corta, el pique veloz, el pase al sector ciego del rival. Y el mirado es Ramiro Pereyra, que ayer jugó un partido de alto vuelo para construir el triunfo ante el Verde.

Desde sus pies nacieron las intenciones de la T. Se mostró activo, pidiendo la pelota en tres cuartos de cancha y se cansó de asistir a sus compañeros para dejarlos ahí del gol.

Cuando fue reemplazado, a los 32 del segundo tiempo, el Kempes fue testigo de un aplauso generoso y cálido hacia él. Sin embargo, y fiel a su manera de ser, el santiagueño no perdió el equilibrio a la hora de hablar de su gran tarde.

“Estoy muy contento. Salió un buen partido y a nivel personal pude jugar. La verdad es que las cosas me salieron pero uno debe seguir igual, luchando por un lugar y tratar de darle lo mejor al equipo”, expresó en zona de vestuarios.

Sobre su actuación, Pereyra admitió que se pareció a las mostradas antes de las lesiones. “Creo que hoy se vio ese viejo Pereyra antes de las lesiones. Me sentí muy bien y lo más importante fue no terminar el partido con dolores. Eso es muy importante para mí, no tener molestias ni nada”, concluyó el 10 del Matador.

Ramiro la rompió. Hizo lo que quiso. Y Talleres lo disfrutó.