El juez y Talleres. Silvestre, quien entiende en la quiebra de la T, valoró el trabajo de los dirigentes que colaboran con el funcionamiento de la institución.

No fue un flechazo a primera vista, eso está claro. Más bien fue un sentimiento que se fue construyendo con el tiempo. Con más trabajo que chamuyo, con más hechos que caricias y con el contrato implícito de ser fieles a una causa impostergable: ir sacando a Talleres del desamor más grande de toda su historia.

Los meses fueron transcurriendo y esa relación maduró. Y pese a que el tema que los unió esté caratulado como una quiebra procedente desde el 28 de diciembre de 2004, el lazo entre el juez Saúl Silvestre y el Fondo de Inversión albiazul luce más inquebrantable que nunca, tras casi un año de haberse conocido. ¿Las razones?

El magistrado valora muchísimo el trabajo que están realizando este grupo de dirigentes para hacer lo que nunca nadie hizo antes: achicar en vez de agigantar aún más el pasivo de la institución. Y ese fue uno de los puntos que más resaltó ayer en la conferencia de prensa que brindó en el Centro de Perfeccionamiento Ricardo Núñez, un salón más que pituco ubicado en el Palacio de Justicia I.

“La actuación del Fondo de Inversión en las tareas que específicamente el Tribunal le ha ordenado, que son la continuidad de la actividad deportiva y la reorganización del manejo administrativo del club, ha sido sobresaliente. Hoy puedo decir que se han cumplido con creces esas metas. Haber logrado el ascenso, no hubiera servido absolutamente de nada si no se empezaba a caminar por esta senda”, arrancó Silvestre, quien estuvo acompañado por los fideicomisarios Gustavo Eluani y Daniel Ruffener y por los dirigentes Rodrigo Escribano, Hugo Bertinetti, Florencio Escribano (padre del presidente del Fondo), Alberto Escalante y Ernesto Salum.

“Yo me enamoré del Fondo. Siempre los vi metidos y entusiasmados por ayudar. Y estoy convencido que, en tanto y en cuanto se mantega este trabajo, Talleres va a crecer hasta volver a ser el de antes”, agregó el juez, quien anunció además que la reforma de la ley de salvataje de entidades deportivas (y el proyecto de prórroga para los gerenciamientos) cuenta ya con estado parlamentario y media sanción, por lo que podría ser aprobada en el mediano plazo.

Finalmente, Silvestre criticó las gestiones de Ateliers SA: “En el gerenciamiento se hizo todo lo contrario. El pasivo seguía creciendo. Parecía que lo hacían a propósito. Fue realmente catastrófico”.

Se debe menos. Luego del magistrado, el que tomó la palabra fue Ruffener. Y su análisis también circuló por el camino del optimismo. “A partir de la llegada del Fondo estamos ante un alejamiento del riesgo de liquidación, algo que no había sucedido en el gerenciamiento. No se han generado juicios contra el club desde septiembre de 2009 y se vienen cancelando aquellos que han quedado pendientes (10 de un total de 23), los cuáles podrán ser afrontados con unos dos o tres millones de pesos extraídos del acuerdo con GAMA. Además, hoy todos los activos del club están en pleno funcionamiento y allí practican alrededor de mil deportistas que también son patrimonio de la institución”, afirmó uno de los fideicomisarios.

Por otra parte, Ruffener explicó que hoy la deuda es de 12 millones de pesos (de acuerdo al último informe trimestral alcanzaba los 15) y detalló la serie de pagos que se le viene realizando a los acreedores, además de los que están previstos a corto plazo. Los centrales son el millón del 4° proyecto de distribución y un millón más a abonar correspondiente al 5°. Finalmente, dejó claro que, sólo en el peor de los casos, se acudiría a rematar un 50 por ciento del predio de las 24 hectáreas para cancelar el pasivo: “No es lo que uno querría. Pero, en caso de que no se consigan ingresos genuinos, ni entre dinero por Pastore, ni tampoco sea abonado el acuerdo con GAMA, vendiendo el 50 por ciento del predio se llegaría a la normalización. La continuidad del club está asegurada”.

¿Hasta cuándo hay tiempo de pagar? Hasta diciembre de 2013, siempre y cuando no haya una prórroga para el gerenciamiento. Igual, está a la vista que en Tribunales sobra el optimismo. Y que se confía ciegamente en el Fondo.