Sobre sus compañeros. Gabriel Ruiz bancó a los jugadores insultados por la gente. Ayer, en la práctica, Ribonetto fue el blanco de un hincha.

El fútbol es pasional. Son estados de ánimo movidos todo el tiempo. Cruzan, en forma continua, la delgada frontera entre el amor y el odio.

Ayer, en la práctica de Talleres en el predio, un hincha se acercó al alambrado y comenzó a insultar a Walter Ribonetto. El defensor no se quedó atrás y reaccionó devolviéndole varios más. Después, la seguridad de la T desalojó al hombre y la paz reinó de nuevo.

Y, entre tanto descontento, es Gabriel Ruiz, el defensor que sale a bancar a sus compañeros que no la pasan nada bien desde hace un tiempo. El clima está caldeado de cara al choque de mañana, a las 16 ante Libertad, en Sunchales y con el arbitraje de Maurio Gianini.

Es que la hinchada de la T apuntó con munición gruesa contra varios de los “experimentados”. En el blanco están Walter Ribonetto, Adrián Aranda, Lisandro Sacripanti y Cristian Zárate, entre otros. Lejos de querer eludir el tema, el Chavo se refirió a dichos insultos.

“Todos los que estamos en el fútbol sabemos que esto puede ocurrir. Cuando las cosas marchan bien, todos son unos fenómenos. Ahora, cuando las cosas no salen, empieza el malestar de la gente. El futbolista sabe que debe convivir con eso pero, personalmente, me duele mucho cuando silban a varios de mis compañeros. Y duele porque si hay algo que sabemos todos es que el grupo siempre se mató entrenando para estar bien y lograr el objetivo”, expresó Ruiz en diálogo con Día a Día.

“La situación que atravesamos es muy complicada. Nadie pensaba llegar a esta instancia pero el fútbol tiene estas cosas. Es la realidad y hay que afrontarla”, agrega el defensor.

Tiempo atrás, Talleres era candidatazo por su capacidad goleadora y su clasificación al Nonagonal Final. Después, esa imagen de desdibujó por completo.

“No veníamos jugando bien pero se sacamos los resultados para clasificar. En el Nonagonal sufrimos un golpe muy grande y se nos hizo difícil reponernos”, dijo el defensor.

Ruiz sabe que ganar por una diferencia de tres goles no es imposible pero sí muy difícil. “La esperanza la tenemos. Obvio que creemos que todavía nos queda una chance. Es cierto, es complicado y más teniendo en cuenta que de visitante casi no ganamos. Y ahora no sólo tenemos que ganar sino que ganar por tres”.

–¿De verdad sienten que pueden o es una formalidad?
–No. Sentimos que tenemos una chance. Hay que arriesgar todo, no guardarse nada. Pero si pensáramos que todo está definido, nos quedamos en Córdoba y ni viajamos. Queda una posibilidad y vamos a ir a buscarla.

Ruiz, que volverá al equipo después de ausentarse en seis juegos por un desgarro, sabe que el partido con Libertad es a todo o nada. A cara de perro.

“No tenemos margen. Nos jugamos el todo por el todo. Ya no hay más chances de nada. Y tendremos que asumir los riegos que sean necesarios para intentar pasar”.

–Difícil escenario. Ganar por tres goles, de visitante, la ansiedad y la angustia que arrastran...
–Estamos muy complicados. Pero tenemos que ir al frente como sea. A esa altura no importa mucho la forma, estamos condicionados. Esto es fútbol, todo puede pasar. Tendremos que sacar un plus de no sé donde.

Entre los insultos y el silbido, el Chavo sueña con el milagro. Una migaja de esperanza queda. El intento será desesperado.