Talleres le ganó 2-1 a Alumni, sufriendo hasta el final, con un hombre menos. Sigue puntero, pero perdió a dos hombres por lesión: Anívole y Aranda. Precisamente, el “Bati” fue el héroe, al anotar el tanto del triunfo.

Por ser efectivo en el momento justo, cuando todo indicaba que la tarde se le iba a complicar más de la cuenta, Talleres obtuvo un sufrido triunfo 2-1 ante Alumni de Villa María y se sigue escapando con el primer puesto de la tabla. Adrián Aranda puso la estocada final, cuando su equipo ya jugaba con un hombre menos tras la expulsión de Fabio Pieters, y la fortaleza en el Estadio Córdoba sigue sumando factores para convertirse en una localía inexpugnable.

Antes de eso, en el primer tiempo, hubo un desconcierto general. Primero apoyado por la gran cantidad de ocasiones de gol que generó el local, en donde el esquema ofensivo que diseñó el DT Héctor Arzubialde, con tres delanteros empezó a inclinar la balanza a su favor. Lisandro Sacripanti falló en tres oportunidades el tanto en el área, Pieters hizo brillar al arquero visitante Carlos Ronco con una volea de derecha, y Claudio Riaño no pudo empujar a la red un centro al área chica. A esa altura, la goleada asomaba como inminente. Sobre todo porque la ventaja llegó en el amanecer del partido, con un cabezazo de Walter Ribonetto, aprovechando la estática reacción de Ronco, quien no pudo adivinar si era pase al medio o se iba por encima del travesaño.

Con la lesión de Ignacio Anívole y la expulsión de Pieters, Arzubialde apostó a tener el balón y ser más conservador. Poco le duró esa premisa, porque el lateral derecho de Alumni, Hugo Yocca, marcó un gol de otro partido. Proyección, gambeta de derecha a izquierda, con definición con efecto al segundo palo de Federico Crivelli, con mucho brillo.

El partido estaba abierto. Y al igual que el primer partido en la primera rueda, en desventaja numérica, Talleres le dio vuelta el partido al conjunto villamariense. Cinco minutos les bastaron a los de barrio Jardín para fortalecerse: Aranda recogió en el área una pelota que luchó Riaño. Y de media vuelta, puso el grito sagrado que dejó los tres puntos en casa. Y como ocurrió los últimos duelos, el albiazul terminó aferrado a su diferencia, en su campo, sufriendo más de la cuenta, lamentando la poca contundencia. No pudo plasmar la cantidad de ocasiones de gol y por eso, terminó pidiendo la hora.

Poco más queda para el análisis. Talleres sigue consolidando su campaña en base a su gran efectividad de local (el 29 de noviembre cumplirá un año sin caídas, cuando Juventud Antoniana lo superó 1-0). La preocupación ahora es la gran cantidad de lesionados, y por barrio Jardín anhelan que el año termine sin mayores complicaciones tanto en la enfermería como en la tabla de posiciones.

Talleres derrotó a Alumni en las cuatro ocasiones que se enfrentaron en el historial: dos veces la temporada pasada (2-1 y 3-1), y dos en la campaña actual (3-1 y 2-1).