Talleres cayó 3 a 2 en su visita a Juventud Unida, aunque sigue siendo líder de la Zona 2 del Argentino A, con tres puntos de ventaja. Los albiazules sufrieron dos penales dudosos en su contra ante el elenco gerenciado por el ex concesionario de la “T”. Riaño y Ruiz marcaron los goles cordobeses.

San Luis-Especial.- Sin el apoyo de sus hinchas en la ciudad de La Punta, vetados por la policía local, y con dos penales que dejaron un mar de dudas, Talleres cayó 3 a 2 en su visita a Juventud Unida Universitario, el equipo gerenciado por el ex concesionario albiazul, Carlos Ahumada. De todas maneras, el equipo de barrio Jardín permanece en lo más alto de las posiciones en la Zona 2, a tres puntos de distancia de su vencedor, aunque no deja de encender una luz de alerta.

Talleres sigue haciendo de la efectividad su arma más poderosa. Cuando cruza mitad de cancha con pelota dominada, es peligroso e invita a la ilusión. Es letal. Y como abanderado del grito sagrado tiene a Claudio Riaño. A los 17 minutos del primer tiempo, en la primera jugada clara del cotejo, mandó el balón a la red, aprovechando un centro pasado para adelantar al elenco albiazul en el tanteador. A pura ambición y con la certeza de no querer dar ninguna pelota por perdida como bandera.

Pero quedó evidenciado, la otra cara de la moneda; cuando pierde el monopolio del esférico y el control anímico del cotejo. Mostró doble personalidad en San Luis. Apenas sacó la distancia, no supo protegerse. Cedió espacios a su rival, le dejó la iniciativa y se dedicó a esperarlo. Pero se olvidó de jugar. A cuentagotas volvió a cruzar el meridiano del mediocampo. Sin grandes atributos, el local fue creciendo. Y de la mano de un atacante con gran olfato como Claudio Bustos, Juventud Unida dio vuelta las acciones. El ex Belgrano, de cabeza, igualó a los 39 minutos. A los 48, sacó provecho de un penal a favor por un cruce de Juan Aballay a Maxi Rosales que el juez no titubeó en sancionar la dudosa falta, y otra vez Bustos se inscribió en la red. El resultado era justo, no tanto por méritos del equipo puntano, sino por las facilidades que ofreció el conjunto de barrio Jardín.

En el complemento, después de luchar contra su propia impotencia, el técnico Héctor Arzubialde dispuso apostar al instinto creativo de Agustín Díaz y el peligro de gol que aporta Adrián Aranda. Sin embargo, a los 30 minutos, el árbitro otorgó otro dudoso penal al anfitrión, por un supuesto agarrón de Miguel Monay a un oponente. Sebastián Núñez lo cambió por gol, que terminó por derrumbar las ilusiones y aspiraciones de la remontada albiazul. Dos penales, dos estocadas mortales. El descuento de Gabriel Ruiz fue solo para alimentar la esperanza que nunca llegó.

Sin duda, las ausencias por lesiones, hicieron mella en el rendimiento de Talleres. Faltaron Walter Ribonetto, Víctor Cejas y Ramiro Pereyra, piezas casi insustituibles. Igual, la derrota en San Luis no es para dramatizar: Talleres conserva el liderazgo en la tabla y sigue como máximo candidato a luchar por el único ascenso a la B Nacional.

Hubo incidentes fuera del estadio también. Hinchas locales arrojaron piedras al colectivo de Talleres y a la salida del vestuario, rumbo al micro, los jugadores recibieron escupitajos e insultos de todo tipo.

“Hubo fallos arbitrales que nos fueron tirando hacia atrás”. Héctor Arzubialde.