El volante vivió un día inolvidable. Volvió a jugar después de casi cinco meses y marcó dos goles. Se los dedicó al médico Julio Ferreyra y al kinesiólogo Pablo Renzi.

Casi cinco meses atrás, en un partido frente a Estudiantes, en Río Cuarto, Ramiro Pereyra sufrió una luxación grave en un hombro que le impidió volver a jugar en forma oficial hasta ayer. En ese interín, el talentoso enganche santiagueño, de 25 años, no la pasó bien.

Sobrevino la operación y una rehabilitación que podría llevarle entre cinco o seis meses, según las primeras estimaciones médicas, y la lógica carga de ansiedad y de incertidumbre que le depara a un jugador la inactividad forzoza.

La lesión le llegó en un momento importante de su carrera, privó a Talleres de su presencia en partidos definitorios del torneo pasado y le generó esa presunción inevitable de haber perdido su lugar en el equipo. Por eso, cuando el domingo convirtió el segundo gol albiazul y el primero de su cuenta, muchas imágenes se le vinieron a la mente. Con ellos, el equipo ganó y ahora es líder de la zona 2 del Argentino A.

La de su familia y la de los amigos que lo bancaron cuando quería bajar los brazos, pero, en particular, la del médico del plantel, Julio Ferreyra, y la del kinesiólogo, Pablo Renzi.

No los pudo saludar entre tantos festejos, pero cuando marcó el segundo, el del triunfo final ante Alumni, un golazo, se estrechó en un sentido abrazo con ambos. Es que en situaciones como las que él pasó, esos profesionales de los que muchas veces depende la continuidad de la carrera de un jugador, pasan a oficiar de consejeros y terapeutas.

"Ellos, igual que el cuerpo técnico y mis compañeros tuvieron muchísimo que ver en esto. Hicieron un excelente trabajo profesional y me ayudaron a controlar la ansiedad y a esperar el momento justo para volver", comentó Ramiro, después de dedicarle su retorno a un familiar y a un amigo de la infancia, a quienes perdió recientemente, y emocionarse por la ovación con que lo despidió la hinchada albiazul, al grito de: "¡Ramiro, Ramiro...!"

"Hubo momentos en que quise apurar mi regreso porque no aguantaba más la ansiedad, pero supieron llevarme de a poco y someterme a todas las pruebas hasta estar seguros de que estaría bien", agregó el habilidoso enlace albiazul, quien confesó que no creyó que Héctor Arzubialde fuera a concentrarlo para el partido de ayer. "Éramos 19, uno tenía que quedar afuera y era lógico que fuese yo. Pero el técnico confió en mí y, afortunadamente me tocó entrar y agradecérselo con dos goles", concluyó.

Cuando Mundo D consultó al médico del plantel por lo que sintió al ver a Pereyra tan bien, Julio Ferreyra respondió: "Cuando hizo el segundo gol fui a aplaudirlo y nos dio un abrazo afectuoso a Pablo y a mí. Antes del partido Ramiro temblaba y tenía una molestia abdominal por la ansiedad. Fue algo muy especial y fuerte".

A su turno, el kinesiólogo Renzi indicó: "Uno comparte la angustia del jugador que se lesiona. Por suerte con Ramiro los tiempos de rehabilitación se acortaron, tuvimos buenas respuestas y pudimos recuperarlo trabajando sobre situaciones de partido. Nuestro trabajo muchas veces no se ve, por eso me enorgullece que haya destacado nuestra labor".