El arranque sinuoso de Talleres se reflejó en el ánimo de sus hinchas. El empate contra Racing en el clásico dejó sabor a poco y la caída en San Francisco, sin atenuantes, ante Sportivo Belgrano (1-3), encrispó a todos. En la semana, pocos jugadores se salvaron de la “hoguera” de los cuestionamientos. Por eso, el partido de ayer ante Juventud Unida de San Luis representó una prueba de carácter. Y la gente los sintió así, de esa forma, porque se identificó con el momento. Y no tuvo piedad: en el complemento, hubo reclamos, insultos a los jugadores, silbidos, ante cada fallo sistemático del albiazul.

“No jugamos contra nadie, somos dos más y no sabemos qué hacer con la pelota”, era el comentario más escuchado en el entretiempo. Ni hablar en el complemento. Pocos de los 18 mil hinchas que asistieron al Estadio Córdoba mostraron síntoma de conformidad, pese al triunfo, el primero del campeonato.

La gente presiona y obliga a lograr el ascenso. Y no tiene paciencia. Talleres ganó pero no les alcanzó a sus simpatizantes para irse contentos a casa. “Lo de la gente es entendible, pero igualmente me llamó mucho la atención los silbidos”, explicó el volante Emiliano Gianunzio. Esto recién empieza...