Los volvió locos a los jugadores. Tito metió champú a full y les picó el cerebro a los jugadores. Ah y el profe los hizo correr bastante. Una mala: Anívole tiene una lesión complicada. Una buena: Edgardo Galíndez podría volver al equipo titular. Tito confirma hoy.

Le sacó punta al pico. Es que tenía mucho que taladrar. Como el pájaro carpintero que pica y pica. Así llegó Andrés Rebottaro a barrio Jardín ayer. Los jugadores caminaban en la Boutique bajo el agobio del calor de la tarde. Y, sentados de espaldas a la platea cubierta, sólo abrieron sus oídos. Tito se sentó sobre el balón. Y empezó. Y no paró. Fue medio partido de fútbol. 45 minutos de bla bla bla y más bla. Y se cruzaron las frases. Y las respuestas son fáciles de deducir. Es que sólo hay que actuar. “Fue un viaje durísimo. Encima perdimos. Uno que lo vive de afuera lo sufre más. Si empatábamos creo que estaba bien el punto”, comentó al pasar el arquero sustituto Leandro Requena. Rebottaro habló con el grupo. “Acá hay un problema evidente de confianza. Si hacíamos un gol en el segundo tiempo a este partido no lo perdíamos”, le dijo al final el DT a Día a Día.

No hubo reproches, aunque sí gestos de fastidio a medida que pasaron los minutos. Tito saldó sus deudas momentáneas. Dijo lo que tenía que decir, pero no se quedó tan conforme con el desahogo. El DT pregona un discurso que aún no se asimila como él lo espera. “Hay que hablar siempre con los jugadores, todos sabemos en la situación en la que estamos y lo que nos estamos jugando”, agregó.

Códigos de guerra. Tras la charla hubo trabajo de pesas, unos 20 minutos y luego otros 25 los muchachos corrieron y corrieron. Los arqueros se entrenaron con Gustavo Irusta y el grueso del plantel empezó una rutina física, llamativamente exigente y dura para un post viaje y en vísperas de un partido programado para mañana (recibe a las 18 en el Chateau a Juventud Antoniana de Salta por la cuarta fecha del Clausura del Argentino A).

“Ey, Galíndez, entregaste mal la pelota. 10 flexiones”, le gritó el profe Orbea al Mudo. El defensor, como varios de sus compañeros cuando no hacían bien el ejercicio físico con pelota eran reprimidos como en la vieja y desaparecida “colimba”. Para los jugadores es algo normal, aunque no faltaron las frases de siempre. “Nos ‘mató’ el profe. Hay que ganar para que no nos ‘maten’ así, je”, dijo otro de los integrantes del plantel al pasar.

Otra mini charla en el medio. Después vino el trabajo táctico, algunos ejercicios en los dos arcos con reacción de ataque y salida de defensores. Antes, Rebottaro llamó al grupo y les dio algunas instrucciones. Y después agrupó a los defensores que tenían que salir en tandas de dos o tres a defender un ataque con centros cruzados desde las dos bandas. “¡Eh, viejo! ¿No sabés tirar un centro? ¡Cómo puede ser que no tirés un centro como la gente!”, fue otra de las réplicas ahora de Tito para uno de los delanteros que además adujo cierto cansancio. Lo mandó a sentarse.

El calor, realmente era exasperante en la Boutique ayer. Y se notó mucho agotamiento en algunos jugadores. Damián Solferino sintió unos mareos y a Agustín Díaz se le bajó la presión. Los que la tienen alta son los que mandan. Por eso hoy seguirá (a puertas cerradas) el operativo champú. La picada de cabeza es la estrategia para revertirlo como sea.