En cuatro horas, la flor y nata del mundo albiazul desfiló por el espacho del juez Saúl Silvestre. Salum viajaría al exterior para conseguir apoyo.

No fue un desfile de Pancho Dotto, pero los modelos que transitaron en la mañana de ayer por las pasarelas de Tribunales dieron como para que Jorge Rial se hiciera un picnic más albiazul que amarillento, el tono de su programa Intrusos.

En el lapso de cuatro horas, entre las 9.30 y las 13.30, los principales personajes del ajetreado Mundo Talleres visitaron el juzgado de Saúl Silvestre, el nuevo responsable de manejar la quiebra del club de barrio Jardín.

El desfile, que también mostró algo de “bailongo” por el vertiginoso ida y vuelta de los involucrados, tuvo de todo y para todos los gustos, inclusive como para llenar horas de pantalla televisiva.

El primero en pasar al “camarín” del juez-hincha de General Paz Juniors fue el empresario Jorge Petrone –acompañado por su abogado, Marcelo Brito– quien aprovechó para disparar munición gruesa contra Carlos Tale, el antecesor en el cargo de Silvestre, y reclamar enfáticamente ser tratado como acreedor y no como deudor del club.

Petrone se permitió, inclusive, acusar a Tale y a los fiduciarios de Talleres de haberlo “extorsionado” con embargos a sus cuentas bancarias y descartó que pueda presentar una propuesta conjunta con Carlos Ahumada para gerenciar al club.

Más diplomático, pero no menos incisivo, Brito dijo: “Trabar embargos sobre montos que se expresan de manera cambiante entre 7 y 14 millones de pesos parece una medida excesiva y extorsiva. Resulta que mi cliente puso 5 millones de dólares en Talleres y ahora aparece tratado en el mercado como un delincuente”.

Después fue el turno del ingreso de Ernesto Salum, titular de la Fundación Azul y Blanco, acompañado por varios miembros de la organización que auxilia en lo económico al fideicomiso.

Salum entró a la reunión con cara de juguete y salió escupiendo sapos y culebras. Entre otros “piropos”, deslizó que el plan de normalización parcial de la vida institucional de Talleres anunciado por el juez “podría desembocar en una elección fraudulenta”. Y criticó a Silvestre por “no decir nada respecto de la sentencia de ejecución” del crédito millonario de Petrone.

Y para cerrar su monólogo, puso casi en un pie de igualdad discursiva a Silvestre con Tale: “Nos dijo que a los acreedores hay que pagarles, aunque Talleres tenga que volver a la Liga Cordobesa de Fútbol”.

La expresión del magistrado fue similar a la que utilizó su antecesor en la quiebra, cuando aseguró a este diario: “Si el Imperio Romano cayó, si a Jesucristo lo mataron, Talleres puede desaparecer también. Seamos realistas. Entre desaparecer y aceptar jugar en una división inferior, la segunda es una opción”.

Y “el Cuate” llegó. Finalmente, le tocó el turno de desfilar a Ahumada, a quien el juez había citado en una audiencia conjunta con Petrone, decisión que modificó a último momento para aventar suspicacias.

El hombre fuerte de Ateliers estuvo acompañado por el letrado Juan Vila, y entró y salió del despacho con el mismo semblante cauteloso y prudente. No tuvo para con el juez la actitud elogiosa de Petrone ni la crítica de Salum, pero no se privó de reclamar.

“Hablamos sobre las inversiones que hicimos y le pedimos que nos devuelvan los bienes nuestros que quedaron en la sede del club”, señaló Ahumada, quien espera ser restituido por el Tribunal Superior de Justicia como gerenciador del club.