Preocupados por las demoras en el armado del plantel, unos 30 socios tomaron la sede albiazul.

“Y dale, dale, dale ‘T’; y dale, dale, dale, ‘T’”. El canto de unos 30 hinchas de Talleres era la forma elegida para demostrar, en definitiva, por qué tomaban pacíficamente la sede albiazul.

El amor por el club y la preocupación por la situación institucional y deportiva movilizaron a ese grupo de hinchas (muchos eran socios) a una reacción. La idea se les había ocurrido en la noche del martes, cuando se congregaron en el banderazo en el Patio Olmos. Decidieron ir a la sede a pedir explicaciones y, sobre todo, dejarle un mensaje al gerenciador Carlos Ahumada.

El inmueble de Rosario de Santa Fe 15 estuvo “tomado” durante dos horas, entre las 17 y las 19, y sorprendió desde algún socio que quería renovar su carné hasta los dirigentes y el entrenador Roberto Saporiti, que se encontraban en el lugar.

En la sede, los hinchas dialogaron con Daniel Valencia, quien les dio una audiencia a 15 de ellos para el próximo martes a las 11. “La Rana” dijo que el grupo se presentó de manera pacífica y respetuosa y que querían hablar con Ahumada.

Afuera, en la vereda, había unos integrantes de la barra “la Fiel”, que les explicaban a otros hinchas que los manifestantes estaban pagos y que respondían a un ex dirigente. Por otro lado, se acercó un integrante del grupo de socios “La Causa”, que se había enterado del movimiento y se acercó al lugar.

Más allá del movimiento que hubo en inmediaciones a la Plaza San Martín, los autoconvocados explicaron que no respondían a nadie y que no integraban alguna agrupación. “Ya me imaginaba que nos iban a acusar. Pero no me importa. Hacemos esto porque queremos a Talleres”, explicaba un hincha.

Mario Britos, uno de los autoconvocados, dio su balance de la reunión: “Hablamos con Valencia y, con el respeto que le tenemos a un ídolo del club, le dijimos que lo están usando. En vez de estar en nuestras casas, estamos acá protestando porque creemos que Talleres está desapareciendo, no tenemos jugadores, no tenemos nada y encima se nos están yendo los juveniles del club y Ahumada no está en Córdoba”. “Daniel Valencia es un tipo que no toma decisiones. Ahumada lo está usando. Nos vamos medio con las manos vacías porque no sabemos nada de Ahumada. Ni siquiera el propio Daniel Valencia sabe donde está”, agregó el hincha preocupado.

Uno de los socios se presentó como percusionista del cuartetero Damián Córdoba; otro, como un docente de la Universidad Tecnológica Nacional. Querían demostrar que eran hinchas, sin otras intenciones que expresar su preocupación por la situación.

Luego de la retirada, los hinchas dieron sus explicaciones y enseguida salió Saporiti, que recibió pedidos de explicaciones. Palabras más, palabras menos, el entrenador les dijo que las negociaciones eran difíciles y que él pensaba seguir en el club por el compromiso asumido.

La escena parecía impropia para un club de la grandeza de Talleres: en una noche fría, al lado de un farol, el entrenador hablaba con los hinchas; más allá, barras; y por otro lado, Valencia y el encargado de seguridad, Carlos Góngora. ¿Y el gerenciador? Nadie lo afirma con precisión, aunque se dice que está en México y al tanto de todo.

Está claro que la realidad dista del ideal y que es una consecuencia de muchos años de malas gestiones. La movida de los hinchas tomó tal dimensión, que anoche los medios nacionales se hicieron eco. Si el motivo era ser escuchados, lo consiguieron. El tema pasa por saber si Carlos Ahumada tomará nota del reclamo y sus gestiones se empiezan a notar en el armado del plantel, que el 16 de agosto próximo comenzará el difícil camino de retornar al torneo de la B Nacional.

Los hinchas. Claudio Troncoso, socio. “Como hinchas tenemos que hacernos cargo de que Talleres está así también por culpa nuestra. Fuimos muy permisivos. Hoy se colmó el vaso y decimos basta, queremos respuestas y ver a Talleres grande. Acá no hay nadie, sólo Daniel Valencia, que pone la cara, pero pensamos que lo están usando”.

Gustavo Gómez, socio. “Decidimos hacer un toma pacífica de la sede, sin violencia. Somos socios que estamos desesperados por la situación del club, que no da para más. Uno ve la realidad y es desesperante. No hay jugadores, la cabeza visible, que es Carlos Ahumada, nadie sabe dónde está ni nadie da respuestas”.